El «Problema Sinóptico» y su solución

En la entrada anterior mencioné que tres de los evangelios canónicos son  textualmente interdependientes. En efecto, la mayoría de los pasajes que los constituyen se encuentran repetidos prácticamente palabra por palabra. Esta situación sería imposible si es que los evangelistas hubiesen escrito sus evangelios por separado. La pregunta, por tanto, no es si es que los evangelistas se han copiado entre ellos o si han copiado a una fuente común: eso es indiscutible. La pregunta es ¿quién copió a quién? y, ¿podemos reconstruir las fuentes usadas?

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Mateo, Marcos y Lucas, los evangelistas sinópticos.

Los evangelios de Mateo, Marcos, y Lucas se denominan colectivamente los «evangelios sinópticos» precisamente por la forma en que pueden verse, y compararse, uno al lado del otro (la palabra «sinóptico» significa «vistos juntos»). Consecuentemente, el problema de como «desenredar» el sistema de fuentes compartidas que subyace detrás de estos tres evangelios se denomina «el Problema Sinóptico».

Para mejor visualizar la naturaleza y magnitud de este problema voy a volver a presentar ejemplo que presenté en mi entrada anterior:

Marcos 1:40

Mateo 8:1

Lucas 5:12

Un hombre que tenía lepra se le acercó, y de rodillas le suplicó:

Si quieres, puedes limpiarme.

Movido a compasión, Jesús extendió la mano y tocó al hombre, diciéndole:

Sí, quiero. ¡Queda limpio!

Al instante se le quitó la lepra y quedó sano. Jesús lo despidió en seguida con una fuerte advertencia:

Mira, no se lo digas a nadie; solo ve, preséntate al sacerdote y lleva por tu purificación lo que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio.

Cuando Jesús bajó de la montaña, lo siguieron grandes multitudes. Un hombre que tenía lepra se le acercó y se arrodilló delante de él.

―Señor, si quieres, puedes limpiarme —le dijo.

Jesús extendió la mano y tocó al hombre.

Sí quiero —le dijo—. ¡Queda limpio!

Y al instante quedó sano de la lepra.

Mira, no se lo digas a nadie —le dijo Jesús—; solo ve, preséntate al sacerdote, y lleva la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio.

En otra ocasión, cuando Jesús estaba en un pueblo, se presentó un hombre cubierto de lepra. Al ver a Jesús, cayó rostro en tierra y le suplicó:

―Señor, si quieres, puedes limpiarme.

Jesús extendió la mano y tocó al hombre.

Sí, quiero —le dijo—. ¡Queda limpio!

Y al instante se le quitó la lepra.

No se lo digas a nadie —le ordenó Jesús—; solo ve, preséntate al sacerdote y lleva por tu purificación lo que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio.

Las palabras escritas en rojo son palabras que no solo se repiten en los tres evangelios, ¡sino que se repiten en exactamente el mismo orden! Mas sorprendente aún, sin embargo, es que estos paralelos no ocurren en pasajes aislados, sino que se repiten en prácticamente todos los pasajes de los tres evangelios. En efecto, casi todos los pasajes de cada evangelio sinóptico encuentra un paralelo similar al presentado en los otros. No solamente eso, sino que los tres evangelios también presentan una similar estructura narrativa, presentando historias en más o menos el mismo orden. El lector puede comprobar esto por si mismo comparando los evangelios lado a lado descargando las versiones anotadas que ofrezco aquí.

Este fenómeno simplemente no puede ser explicado si los tres evangelistas escribieron por separado. Incluso si asumimos que los tres evangelistas fueron testigos directos de los eventos que narran (cosa que es muy dudosa), el paralelo en vocabulario, gramática y sintaxis sigue siendo demasiado grande. Incluso los testigos directos de un mismo evento van a emplear sus propias palabras y expresiones para narrar lo sucedido. Consecuentemente, los paralelos existentes entre estos documentos solo nos pueden llevar a una única conclusión lógica: los evangelistas no escribieron sus evangelios de forma independiente, sino que se emplearon el uno al otro como fuente, o usaron fuentes escritas compartidas.

Resolviendo el Problema Sinóptico

Para resolver el Problema Sinóptico, es conveniente tener un «mapa» de la distribución de los pasajes que constituyen entre los tres evangelios y ver cuáles son los paralelos existentes. La distribución de estos paralelos se puede resumir y presentar visualmente de este modo:

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Ahora bien, ¿cuáles son las principales conclusiones que podemos extraer de la distribución de los pasajes? En primer lugar, notamos que el evangelio que más «compartido» es el de Marcos. En efecto, solo el 3% de Marcos es único a él, comparado con el 35% de Lucas y el 20% de Mateo. En segundo lugar, notamos que existe un número considerable de pasajes compartidos exclusivamente entre Lucas y Mateo pero que no figuran en Marcos. Esta llamada «doble tradición» constituye más o menos un cuarto de ambos evangelios.

Teniendo esos datos sobre la distribución de los pasajes entre los tres evangelios, veamos que podemos aprender del orden de los pasajes en cuestión. Lo primero que nos llama la atención, es que los pasajes que componen la «triple tradición» normalmente aparecen en el mismo orden en los tres evangelios (si bien puede haber material «intercalado» entre pasaje y pasaje). Este patrón se mantiene en los pasajes compartidos entre Marcos y Mateo, donde aparecen en el mismo orden. En otras palabras, la cronología de los eventos de Marcos parece ser «respetada» por Lucas y Mateo. Por otro lado, el material que aparece en la «doble tradición» tiende a estar mucho más desordenado.

La historia del joven desnudo es única a Marcos

Veamos ahora que podemos aprender del contenido de los pasajes. En primer lugar, notamos que los materiales «únicos» de Marcos son bastante curiosos. En efecto las historias únicas de Marcos son: la parábola de la semilla que crece en secreto (Marcos 4:26), la curación de un sordomudo (Marcos 7:31), la curación de un ciego (Marcos 8:22) y la mención de un joven desnudo durante el arresto de Jesús (Marcos 14:51). De todos estos pasajes, nos podemos imaginar buenas razones por las cuales alguien no quisiera copiarlos: las dos curaciones son únicas en los evangelios sinópticos en que Jesús usa saliva para curar, una práctica que lo asemejaría a un hechicero. La historia del joven desnudo es extraña y no tiene contexto ni siquiera en el propio evangelio de Marcos donde aparece y desaparece abruptamente. Finalmente, la parábola de la semilla que crece en secreto es casi idéntica a la de la semilla de mostaza, la cual si aparece en Mateo y Lucas.

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La parábola del Buen Samaritano es única a Lucas

Ahora bien, lo opuesto no puede decirse de los materiales únicos de Mateo y Lucas. En efecto, algunos de sus pasajes propios son pasajes impactantes y memorables. Así, por ejemplo, Mateo habla de la visita de los sabios de oriente al nacer Jesús (Mateo 2:1), de la muerte de los niños inocentes en manos de Herodes (Mateo 2:16) y menciona que al morir Jesús muchos muertos resucitaron (Mateo 27:52). Igualmente, los pasajes únicos de Lucas incluyen la Anunciación (Lucas 1:26-38), el joven Jesús enseñando en el templo (Lucas 2:41-52) y la parábola del buen samaritano (Lucas 10:25). ¿Porque alguien no quisiera incluir estas fabulosas historias en su propio evangelio? Si Lucas hubiese usado a Mateo como fuente o viceversa, parecería extraño que ninguno de los dos hubiese optado por no incluir esas historias en su propio evangelio.

Map-of-Decapolis-and-CitiesAhora veamos que podemos aprender de la edición de los pasajes repetidos. Aquí un curioso patrón emerge: cada vez que una historia es compartida entre Marcos y otro evangelista, la versión de Marcos está «peor» redactada que la de su contraparte. Por ejemplo, la redacción de Marcos es conocida por su uso incesante de la conjunción griega «και», el equivalente a la «y» castellana. Es decir, Marcos, igual que los niños cuando recién empiezan a escribir, conecta sus oraciones con un «y» («esto pasó, y luego esto, y luego esto»). Por otro lado, la redacción de Mateo y Lucas es más fluida. Pero no solo eso, en ocasiones Marcos incluye datos erróneos o problemáticos que no aparecen en las versiones de Mateo o Lucas. Por ejemplo, la famosa historia de Jesús enviando demonios exorcizados a una piara de cerdos que se arrojan al Mar de Galilea ocurre en la región de Gerasa en Marcos (Marcos 5:1), lo que es imposible ya que la región de Gerasa no queda ni remotamente cerca del lago (ver mapa). Este problema, sin embargo, no ocurre en la versión de Mateo, donde el milagro sucede en la región de Gadara (Mateo 8:28), región que se encuentra a las orillas del Mar de Galilea.

Finalmente, un último patrón emerge al analizar la edición de los pasajes compartidos y es que cuando existe un pasaje repetido en los tres evangelios por lo general los pasajes «conservan» rasgos de Marcos en las tres versiones, pero eso no ocurre con la versión de Mateo o Lucas. Por ejemplo, en la historia que acabo de mencionar, Mateo difiere de la historia de Marcos en que Jesús cura a dos endemoniados en la región de Gadara. Sin embargo, cuando vemos la versión de Lucas, este conserva los rasgos de Marcos: Jesús cura a un endemoniado en la región de Gerasa (Lucas 8:26-39). En otras palabras, cuando Mateo o Lucas se «desvían» del texto Marcano, en casi todos los casos la «desviación» no aparece en el otro evangelio. Consecuentemente, parece improbable que Mateo haya usado a Lucas o Mateo como fuente y viceversa.

¿Qué podemos concluir de todo esto?

Como el lector probablemente ya esté sospechando, toda la evidencia parece apuntar a que tanto Mateo como Lucas han empleado a Marcos como fuente, por lo que el Evangelio de Marcos es necesariamente el primero de los tres evangelios que fue escrito. Esta conclusión se conoce en el medio académico como «Prioridad Marcana«. En efecto, el patrón recurrente en todas las observaciones hechas es que Mateo y Lucas parecen haber tomado a Marcos como «base» para sus evangelios, editando, corrigiendo y expandiendo su contenido. Así parece que hemos resuelto la primera gran parte del problema sinóptico: la «triple tradición» tiene su origen en Marcos porque Marcos es una fuente común de Lucas y Mateo.

Sin embargo, esto deja una interrogante. ¿De dónde proviene la «doble tradición», decir, los pasajes compartidos entre Mateo y Lucas que no provienen de Marcos? La respuesta parece emerger sola: del mismo modo que Mateo y Lucas usaron a Marcos como fuente común, debieron de haber empleado un segundo documento como fuente compartida. Consecuentemente, los estudiosos modernos casi unánimemente aceptan la existencia de un segundo documento que fue empleado por Lucas y Mateo, pero que no fue preservado y se perdió para la historia. El nombre que se le da a este segundo documento es «Q», inicial de la palabra alemana «quelle» que significa «fuente».

Eso solo nos deja con las historias propias de Mateo y Lucas. Ahora bien, si bien es posible (y de hecho, probable) que algunos de los pasajes propios de Mateo y Lucas hayan sido obra de los mismos evangelistas, lo cierto es que dos probablemente emplearon fuentes exclusivas que circulaban en sus respectivas comunidades (probablemente relatos orales, pero quizá también fuentes escritas) y las incluyeron en sus evangelios.

La solución del Problema Sinóptico parece entonces ser esta: tanto Lucas como Mateo tomaron a Marcos y a «Q», y los combinaron con a relatos únicos de su comunidad para crear sus respectivos evangelios. El nombre que se le da a las fuentes exclusivas de Mateo es «M» y a las de Lucas, «L». Podemos entonces recrear el sistema de fuentes detrás de los evangelios sinópticos de este modo:

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La «Hipótesis de la Cuatro Fuentes»

El nombre que se le da a esta recreación del sistema de fuentes detrás de los sinópticos es denominado como la «Hipótesis de las Cuatro Fuentes», ya que según ella los evangelios de Lucas y Mateo son el resultado de combinar cuatro fuentes: Marcos, Q, M, y L. Esta es la hipótesis sostenida por la gran mayoría de académicos especializados en la materia.

El Impacto del Problema Sinóptico y su solución

Es difícil exagerar la relevancia que tiene el Problema Sinóptico y la forma que la Hipótesis de las Cuatro Fuentes lo resuelve para el estudio histórico del Nuevo Testamento y la búsqueda del Jesús Histórico. En efecto, vale la pena listar solo algunas de sus implicaciones más importantes:

1. Afecta la forma que entendemos las diferencias entre los evangelios

La existencia del Problema Sinóptico y su solución alteran la forma en que se entienden la diferencias entre los evangelios. En efecto, la forma tradicional (es decir, pre-crítica) de entender las discrepancias entre los evangelios era apelando a diferencias en las memoria o relatos de los apóstoles. Así, si Mateo discrepaba con Marcos esta diferencia se explicaba aludiendo a la forma en que distintas personas pueden recordar o relatar los mismos hechos (en este ejemplo, la discrepancia sería entre las memorias o relatos de Pedro, quien habría dictado el evangelio a Marcos y Mateo, discípulo de Jesús y también testigo directo).

Evidentemente, a la luz del Problema Sinóptico, esta explicación es simplemente imposible. Las discrepancias entre los evangelios, al menos en sus pasajes compartidos, no emergen de discrepancias en memorias o formas de relatar, sino en la deliberada alteración y modificación de los pasajes en sí por parte de los evangelistas. En efecto, regresando al ejemplo anterior, si existe una discrepancia entre Mateo y Marcos (ej.: el número de endemoniados en Gerasa/Gadara) esta ahora se explica en que Mateo ha deliberada y conscientemente alterado a Marcos.

Esto a su vez abre una puerta, una grandiosa oportunidad para entender mejor a los evangelistas: si vemos como han editado a sus fuentes, podemos entender mejor su propio pensamiento y perspectiva. Por ejemplo, si Mateo editó a Marcos respecto a la actitud de Jesús respecto a la Ley Mosaica (cosa que si hizo) significa entonces que Mateo no está de acuerdo con la teología de Marcos y deliberadamente decidió alterarla. Así, al comprar ambos evangelios ahora podemos adentrarnos mucho más en el pensamiento y debates del cristianismo del Siglo I. La existencia del Problema Sinóptico y su solución son una bendición para los historiadores e investigadores modernos, los cuales incorporan el entendimiento de este en sus reglas de exégesis a seguir para leer a los evangelios desde una perspectiva histórico-crítica.

2. Afecta nuestra percepción sobre quienes escribieron los evangelios

Discounted Four Evangelists Icon SetLa tradición normalmente sostuvo que los evangelios fueron redactados por apóstoles u acompañantes de apóstoles basándose en la experiencia y testimonio directo de ellos para redactar los evangelios separadamente. Sin embargo, si es verdad (como de hecho no hay duda) que los autores emplearon el uno al otro como fuente, esto se vuelve problemático, ¿por qué Mateo, quien fue testigo directo de la vida de Jesús, habría de emplear tres fuentes (Marcos, Q y M) para redactar su evangelio? En efecto, la atribución tradicional de estos documentos a Marcos, Mateo y Lucas resultan profundamente dudosas a la luz del Problema Sinóptico y su solución.

El problema con la autoría tradicional de los evangelios va mucho más allá de las dificultades causadas solo por el Problema Sinóptico. El análisis completo de esas dificultades, sin embargo, es materia de una serie de entradas posteriores, (empezando por esta).

3. Afecta la forma en que entendemos la historicidad de los evangelios

El Problema Sinóptico y su solución nos vuelven tremendamente conscientes de la magnitud del rol que los evangelistas tuvieron en calidad de compositores y editores. Esto a su vez nos vuelve conscientes de que los evangelios simplemente no son (ni pueden ser) un recuento «jugada por jugada» de los eventos transcurridos en la Galilea del Siglo I, sino que los evangelistas tuvieron que usar su ingenio y creatividad para presentar el material que ellos recibieron de forma coherente.

El Sermón de la Montaña

Voy a dar un ejemplo concreto que creo resulta iluminador. El famoso «Sermón de la Montaña» de Mateo está compuesto principalmente por material «Q», es decir, de material que se encontraba en el documento empleado tanto por él como por Lucas. Ahora bien, Lucas no tiene un «Sermón en la Montaña», sino que el mismo material que Mateo empleó está disperso a través de su evangelio. ¿Que podemos concluir de esto? Pues que el «Sermón de la Montaña» simplemente no existió como tal en el documento «Q», sino que es una creación literaria del propio Mateo. En efecto, los dos evangelistas decidieron presentar ese material «Q» de un modo distinto y único: Lucas prefirió «salpicarlo» a través de toda su narrativa mientras que Mateo decidió componer un sermón unificado.

Pero esto a su vez inevitablemente nos lleva a la siguiente conclusión histórica: el «Sermón de la Montaña» simplemente no es el recuento de un evento histórico. Ojo, esto no quiere decir que Jesús no haya enseñado cosas similares a las que figuran en ese sermón (siendo que esas enseñanzas se encontraban en el documento «Q») ni tampoco significa que Jesús no haya ocasionalmente predicado en la cima de montes (cosa que es verosímil), sino que simplemente significa que el «Sermón de la Montaña» de Mateo como tal simplemente no es, ni puede ser, un recuento directo de algo que ocurrió de verdad. Eso quiere que Mateo se haya «inventado» el Sermón de la nada ni mucho menos que haya tratado de engañar o mentir a sus lectores, sino que Mateo tuvo que usar su creatividad e ingenio para presentar el material recibido por él, los evangelios simplemente no son «videotapes» antiguos.

4. Tiene un impacto directo en la búsqueda del Jesús Histórico

La forma tradicional o pre-crítica en la que se trataba de reconstruir los eventos transcurridos en la vida y ministerio de Jesús era la de simplemente mezclar las cuatro narrativas. En efecto, como se asumía que los cuatro evangelios eran independientes y escritos directamente (o casi directamente) por testigos, simplemente se asumía que la combinación los cuatro nos aproximaría lo más posible a la realidad histórica. La tendencia a combinar los evangelios es muy antigua, ya existiendo versiones combinadas de estos desde el Siglo II (como por ejemplo el Diatessaron de Taciano).

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Escenas de los cuatro evangelios presentados como narrativa única

El entendimiento moderno ahora ve que este «método» tradicional es semejante a querer hacer una cirugía de corazón abierto con un machete en vez de un bisturí. Si Mateo ha deliberadamente alterado a Marcos, ¿de que nos sirve combinar a ambos? ¿Cómo nos ayudaría eso a reconstruir la vida de Jesús?

La solución al Problema Sinóptico, sin embargo, nos permite ahora ver que detrás de los evangelios sinópticos tenemos cuatro fuentes separadas: Marcos, Q, L y M. Esto a su vez es relevante para la búsqueda del Jesús Histórico, ya que sobre estas cuatro fuentes podemos luego analizarlas y aplicar criterios de historicidad. La naturaleza de estos criterios y la forma que se emplean, sin embargo, son material para entradas futuras.

Bibliografía

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Comprender el Problema Sinóptico y su solución es de vital importancia para el estudio histórico del Nuevo Testamento y la búsqueda del Jesús Histórico. Consecuentemente, aliento fuertemente al lector de que él mismo compare a los evangelios y vea por si mismo los paralelos (cosa que además ayuda a familiarizarse mas con el texto).

En la sección de materiales ofrezco la posibilidad de descargar los tres evangelios sinópticos con anotaciones útiles que facilitan su comparación. Recomiendo al lector que las consiga.

La siguiente serie de entradas estará dedicada a analizar la autoría de los cuatro evangelios canónicos, empezando por un análisis general, para luego concentrarnos en la autoría de Mateo, Marcos, Lucas y Juan individualmente.

¿Te interesó esta entrada? ¡Visita la biblioteca para ver otras de la misma u otra serie!

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