Esta entrada es la tercera y última en una serie dedicada a el análisis histórico de la Natividad de Jesús por lo que recomiendo fuertemente al lector que lea las dos entradas originales antes de leer esta. Habiendo dedicado la primera entrada a identificar los problemas históricos con la Natividad y habiendo explorado en la segunda como los relatos de ella contienen elementos legendarios, paso a continuación a analizar qué elementos históricos se pueden reconstruir alrededor del nacimiento de Jesús de Nazaret usando el método histórico-crítico.

La Anunciación es un episodio único a Lucas
Los Problemas Históricos de la Natividad: Un Resumen
Antes de empezar, vale la pena hacer un breve resumen de los problemas históricos detectados en los relatos de la Natividad de los evangelios de Lucas y Mateo, cosa que fue el foco de la primera entrada de esta serie:
- Son narraciones que aparecen relativamente tarde en el Nuevo Testamento,
- Una comparación de ambos relatos revela que se contradicen prácticamente en cada punto y reconciliarlos es esencialmente imposible,
- Presentan serios problemas históricos individualmente (e.j.: es imposible que el censo mencionado por Lucas haya ocurrido de la forma que él describe),
- Contradicen una tradición anterior con buenas posibilidades de ser histórica, concretamente, que la familia de Jesús no creyó en él al inicio su ministerio,
- Su contenido no es mencionado ni aludido en ningún otro lugar del Nuevo Testamento,
- No existe ninguna fuente contemporánea fuera del Nuevo Testamento que corrobore las ocurrencias que figuran en estos (ej.: ningún autor menciona el censo de Lucas o la masacre de los inocentes de Mateo),
- Fueron redactados en un medio cultural donde comúnmente se fabricaban relatos fantásticos de los nacimientos de grandes personajes,
En efecto, como exploré en la segunda entrada de esta serie, muchos de los elementos de los relatos de Mateo y Lucas están claramente inspirados en pasajes del Antiguo Testamento, expectativas mesiánicas, y folklore contemporáneo. Consecuentemente, la combinación de graves problemas históricos, contradicciones y transparente simbolismo teológico que impregnan estas narraciones inclinan a la mayoría de investigadores que se adhieren al método histórico-crítico, independientemente de confesión religiosa, a dudar de su historicidad.
Sin embargo, pese a ser narraciones con un altísimo contenido legendario, sería demasiado apresurado concluir que nada puede rescatarse de ellas. En efecto, como expliqué en la primera entrada de esta serie, es muy probable que los relatos de Mateo y Lucas provengan de tradiciones que se desarollaron y conservaron de modo independiente. Esto a su vez significa que aquellas (pocas) áreas donde se ponen de acuerdo tienen una mayor probabilidad de provenir de hechos históricos. Respecto a los relatos de la Natividad de Mateo y Lucas, estos coinciden en los siguientes puntos:
- Jesús fue el primogénito de su familia,
- Sus padres se llamaban José y María,
- Nació alrededor de la muerte de Herodes el Grande,
- Su padre era descendiente de David,
- Su madre era virgen y concibió cuando estaba comprometida,
- Nació en Belén de Judá,
- Creció en Nazaret de Galilea.
Por lo tanto, si queremos extraer algún tipo de dato histórico de estos relatos, debemos analizar de modo crítico cada uno de estos datos.
La Natividad: ¿Qué podemos saber históricamente?
De la lista de coincidencias arriba presentada, los elementos 1,2,3, y 7 son aceptados con práctica unanimidad como históricos por los investigadores y exegetas modernos, pues son datos verosímiles que no tendría sentido hayan sido inventados por la Iglesia primitiva:
- Que los padres de Jesús eran José y María es un dato mencionado en los cuatro evangelios además de tratarse de nombres comunes entre los judíos de la época,
- Igualmente, nadie disputa que Jesús fuese su primer hijo. Sin embargo, la posibilidad que haya tenido medio-hermanos mayores (provenientes de un matrimonio anterior de José) como lo afirman las Iglesias Ortodoxas, es un tema que trataré en una entrada futura dedicada a la delicada cuestión de si Jesús tuvo hermanos.
- Que haya Jesús nacido poco antes de la muerte de Herodes el Grande se ajustaría adecuadamente con otros datos en la cronología de su vida. Como Herodes murió el 4 a.C, los historiadores sitúan el nacimiento de Jesús entre el año 6 y 4 a.C. El origen de la aparente absurdidad que Jesús haya nacido “antes de Cristo” yace en un error de cálculo cometido por Dionisio Exiguus, monje cristiano del siglo VI, cuyos cálculos sirvieron de base para los calendarios cristianos. Respecto a la fecha exacta simplemente no tenemos idea de cuál fue. El 25 de diciembre fue probablemente escogido por la Iglesia para que coincida con la celebración de la fiesta romana del “Sol Invicto”, aunque los académicos todavía tienen discuten al respecto.
- Finalmente, no hay dudas de que Jesús creció en Nazaret. No solo es este hecho aludido en los cuatro evangelios, sino que es un dato que la comunidad cristiana no tendría ningún interés en fabricar ya que Nazaret era una aldea insignificante, ni siquiera mencionada por Flavio Josefo en su listado de asentamientos de esa región.
Sin embargo, los puntos 4, 5, y 6, sí son objeto de acalorado debate. Motivo por el cual pasaré a analizarlos individualmente.
La Concepción Virginal
Uno de los dogmas de la mayoría de denominaciones cristianas y creencia compartida por el Islam es que Jesús fue concebido sin un padre humano, tradición que aparece independientemente en los evangelios de Mateo y Lucas. La pregunta histórica a hacerse, por lo tanto, ¿es cual es la mejor explicación detrás de la existencia de esta tradición?
1. Un Auténtico Milagro
La primera explicación a evaluar es la más sencilla, pero probablemente la más controversial: que Mateo y Lucas recuentan la concepción virginal porque es un auténtico hecho histórico. Evidentemente la mayor objeción a esta hipótesis es de carácter filosófico y científico, ya que esta explicación asume que los milagros son posibles y que creer en ellos es racional. No voy a entrar aquí en el intenso debate filosófico respecto de la existencia de milagros ni en el debate metodológico de si las ciencias históricas pueden válidamente confirmarlos. Esas controversias pertenecen a la sección de filosofía de este blog. En vez de ello, por simplicidad, aquí simplemente asumiré sin más que los milagros son posibles, que es racional creer en ellos, y que son en principio verificables mediante métodos históricos, a pesar que todos esos supuestos sean extremadamente controversiales. Ahora bien, aceptando esa serie de supuestos, ¿que cosas hablan a favor y en contra de esta hipótesis desde un punto de vista estrictamente histórico?
A favor de la historicidad de la concepción virginal podemos citar dos hechos relevantes. En primer lugar que tanto Mateo como Lucas independientemente afirman que María concibió a Jesús siendo virgen, lo que significa que esa tradición debió estar en circulación entre las comunidades cristianas antes de la redacción de cualquiera de los dos evangelios. Esto es un razonamiento puramente lógico: si Mateo no tenían conocimiento de lo que escribió Lucas (y viceversa) y aún así ambos coinciden, entonces significa que deben de estar inspirados por una tradición común que los precede a ambos y que debió ser lo bastante extendida como para que dos comunidades cristianas independientemente la hayan aceptado. Usando el lenguaje técnico propio de los criterios de historicidad podemos decir entonces que la concepción virginal pasa el “Criterio de la Atestación Múltiple”.
El segundo dato a favor radica en el hecho que ambos relatos insisten que María quedó embarazada estando comprometida. Este detalle aparentemente insignificante es relevante debido a que es difícil ver porqué la Iglesia primitiva lo hubiese fabricado. En efecto, la tradición de que María quedó embarazada antes de casarse invitaría al escándalo, por lo que si los primeros cristianos hubiesen fabricado la historia de la concepción virginal no queda claro por qué insistirían en añadir ese detalle problemático. En vez de imaginar que la concepción virginal ocurrió durante su compromiso, pudieron con igual facilidad crear una narrativa donde María quedó encinta milagrosamente estando ya casada. Esta observación, por lo tanto, eleva la probabilidad de que exista un substrato histórico detrás de esta tradición. Usando el lenguaje técnico propio de los criterios de historicidad podemos decir que este concreto detalle pasa el “Criterio de la Dificultad”.
Sin embargo, la concepción virginal también trae consigo un número de dificultades. Notablemente, esta tradición entra en conflicto con otra que tiene altas probabilidades de ser auténtica y con la que ya nos encontramos dentro de esta serie: que la familia de Jesús (incluyendo su madre) no creyeron en él al iniciar su ministerio. Esta tradición aparece en el Evangelio de Marcos en un pasaje que reproduzco a continuación:
Luego (Jesús) entró en una casa, y de nuevo se aglomeró tanta gente que ni siquiera podían comer él y sus discípulos. Cuando se enteraron sus parientes, salieron a hacerse cargo de él, porque decían: «Está fuera de sí». Los maestros de la ley que habían llegado de Jerusalén decían: «¡Está poseído por Beelzebú! Expulsa a los demonios por medio del príncipe de los demonios». Entonces Jesús los llamó y les habló en parábolas. (…) En eso llegaron la madre y los hermanos de Jesús. Se quedaron afuera y enviaron a alguien a llamarlo, pues había mucha gente sentada alrededor de él. Le dijeron: “Mira, tu madre y tus hermanos están afuera y te buscan”. Jesús replicó: “¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?” Luego echó una mirada a los que estaban sentados alrededor de él y añadió: Aquí tienen a mi madre y a mis hermanos. Cualquiera que hace la voluntad de Dios es mi hermano, mi hermana y mi madre.” (Mc. 3: 20-34)
El impacto y relevancia de este pasaje no debe de ser disminuido. Marcos, el primer evangelista, da testimonio de una tradición en la cual la familia natural de Jesús, su madre y hermanos, no creyeron originalmente en él sino que pensaron había perdido el juicio. La incredulidad original por parte de la familia de Jesús también encuentra eco en otra sección de Marcos, donde Jesús se lamenta: “En todas partes se honra a un profeta, menos en su tierra, entre sus familiares y en su propia casa.” (Mc. 6:4). El Evangelio de Juan también da testimonio independiente de esta tradición al escribir que “ni siquiera sus hermanos creían en él” (Jn. 7:5) aunque para este evangelista la incredulidad solo era la de sus hermanos, sin incluir a su madre como en el caso de Marcos.
Estamos por lo tanto ante una tradición de considerable antigüedad pues además de figurar en Marcos, el primero de los evangelios, también fue preservada independientemente por Juan. Igualmente estamos ante una tradición que la Iglesia Primitiva no hubiese tenido interés en fabricar. Consecuentemente, existe una altísima probabilidad que esta tradición sea histórica. Dicho de forma simple: la evidencia histórica indica que es bastante probable que la familia de Jesús, incluyendo su madre, no hayan creído en él al inicio de su ministerio. En efecto, que el Jesús Histórico haya tenido algún tipo conflicto con su familia puede explicar algunos de sus dichos más desconcertantes que él pronuncia en contra de la familia natural (ej.: “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre y madre, a su mujer e hijos, a sus hermanos y hermanas, y aun hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo” Lc. 14:26).
El problema resulta evidente. Si la familia de Jesús sabía de su nacimiento milagroso, ¿como es posible que hayan reaccionado con incredulidad en el momento que este inició su ministerio? Las dos tradiciones, si bien no se contradicen formalmente, están en clara tensión. En efecto, esta tensión fue reconocida tanto por Mateo como por Lucas, los cuales al reproducir los pasajes problemáticos de Marcos los modificaron (recordemos que Mateo y Lucas emplearon al evangelio de Marcos como fuente). El ofensivo versículo 3:21 de Marcos “cuando lo supieron los parientes de Jesús, fueron a llevárselo, pues decían que se había vuelto loco” simplemente desaparece de la versión de Lucas y Mateo (Mateo 12, Lucas 8). Igualmente, el versículo de 6:4 de Marcos fue editado para remover la referencia a la familia de Jesús:
Marcos 6:4 (Original) | Mateo 13:57 | Lucas 4:24 |
En todas partes se honra a un profeta, menos en su tierra, entre sus familiares y en su propia casa | No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa | Ningún profeta es bien recibido en su propia tierra. |
Finalmente, vale la pena apuntar nuevamente que resulta cuanto menos curioso que la concepción virginal solo sea mencionada por Mateo y Lucas. Ni Pablo, ni Marcos, ni Juan, ni ningún otro autor del Nuevo Testamento hacen ningún tipo de referencia a ella, incluso en secciones donde se hace referencia a la llegada de Jesús al mundo (ej.: Gálatas 4:4, Romanos 1:3, Filipenses 2:6-11, Juan 1:1-18). Es posible, claro está, que ellos hayan tenido conocimiento de ella y simplemente hayan optado por no mencionarla, pero al tratarse de un hecho tan sorprendente y tan relevante, uno no puede sino intuir que su silencio en realidad se explica por el simple hecho que ellos ignoraban dicha tradición.
Así, si bien existe un argumento histórico posible que defienda la autenticidad de la concepción virginal de Jesús, este no está libre de enormes dificultades.
2. Una Concepción Fuera del Matrimonio
Más controversial aún quizá sea la hipótesis que la historia de la concepción virginal emergió para ocultar o responder a acusaciones de que Jesús fue concebido fuera del matrimonio, sea porque su madre haya cometido adulterio, porque haya sido víctima de una violación, o porque ella y su prometido hayan tenido relaciones sexuales durante su compromiso. Esta línea argumentativa por lo general resulta extremadamente ofensiva para la virtual totalidad de cristianos y musulmanes. Sin embargo, ofensiva o no, el historiador está bajo la obligación de evaluar todas las hipótesis que tiene en frente suyo, incluso aquellas que le ofenden. Consecuentemente, pasamos a evaluar qué argumentos históricos existen a favor o en contra de esta perspectiva.
El primer dato que se puede citar a favor es uno que mencionamos en la sección anterior: que tanto Lucas como Mateo coinciden en que Jesús fue concebido durante el compromiso de sus padres. Ese dato concreto, como vimos, además de figurar en dos fuentes independientes, probablemente no hubiese sido fabricado por los primeros cristianos precisamente porque sería un dato que invitaría al escándalo. Así, el hecho que Jesús haya sido concebido antes del matrimonio de sus padres parece superar los criterios de Atestación Múltiple y Dificultad.

El segundo dato a citar consiste en la existencia de obras antiguas que documentan la acusación de que Jesús fue concebido fuera del matrimonio. El filósofo pagano Celso, en su obra “El Verdadero Discurso” escrita alrededor de 178 d.C, acusa a Jesús de haber fabricado la historia de su concepción virginal para ocultar el hecho de que él nació del adulterio de su madre con un soldado romano llamado Pantera. No solo eso, sino que Celso además indica que, abandonada por su esposo, María dió a luz a Jesús en secreto, quien luego viajó a Egipto, lugar donde aprendió hechicería que luego usaría para hacerse pasar por Dios. Celso reporta que su fuente fue “un judío”, cosa que nos indica que al menos entre ciertas comunidades judías del siglo II existía la acusación de que Jesús nació fuera del matrimonio. Esta acusación parece haber sido bastante diseminada, ya que también Tertuliano hace referencia a ella y figura en los “Hechos de Pilato”, texto apócrifo del siglo IV. Igualmente, es posible que esa acusación haya sido preservada de forma independiente en el Talmud judío, libro de creación rabínica, donde se menciona a un hereje llamado “Yeshu ben Pantere”, es decir, “Jesús, el hijo de Pantera”, quién algunos expertos creen es realmente una referencia a Jesús de Nazaret.
Algunos exegetas detectan esa acusación incluso en algunos pasajes del propio Nuevo Testamento, concretamente, en Marcos 6:3 y Juan 8:41. En el primero de los pasajes cuando Jesús regresa a Nazaret es recibido por la incredulidad de sus vecinos quienes murmuran “¿No es acaso el carpintero, el hijo de María y hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están sus hermanas aquí con nosotros?” (Mc. 6:3). El hecho de que Jesús sea referido como “el hijo de María” en vez de “el hijo de José” es señal, para estos comentaristas, que existían dudas respecto a su filiación. El segundo de los pasajes es una confrontación entre Jesús y sus oponentes donde estos últimos le dicen “Nosotros no somos hijos nacidos de prostitución” (Jn. 8:41), frase que podría interpretarse como una acusación de que Jesús sí lo era (“nosotros no lo somos, a diferencia tuya”).
Sin embargo, un análisis más cuidadoso de la evidencia revela que no es tan sólida como parece a primera vista. En primer lugar, si uno analiza la acusación de Celso resulta evidente que él (o su fuente judía) están parodiando al Evangelio de Mateo, incluyendo el detalle que José sospechó infidelidad de su prometida y la huida a Egipto. En otras palabras, Celso no parece tener acceso a una fuente independiente respecto a la Natividad de Jesús, sino que simplemente está parodiando eventos narrados por uno de los evangelistas. “Pantera”, el nombre dado al soldado romano que habría seducido (o más realistamente, violado) a María parece haber sido seleccionado simplemente por ser un nombre común entre los legionarios. Adicionalmente, los dos pasajes del Nuevo Testamento citados tampoco son tan problemáticos como parecen. El primero, para la mayoría de los exegetas, no significa nada más allá del hecho que José habría fallecido antes del ministerio de Jesús (lo que explicaría su total ausencia durante este). De igual forma, el aparente insulto proferido en Juan 8:41, leído en su contexto, tampoco parece expresar dudas sobre su filiación.
En conclusión, simplemente no hay bases históricas sólidas para concluir que la concepción virginal haya sido fabricada en respuesta a acusaciones de ilegitimidad. La evidencia más bien se mueve hacia la conclusión opuesta: las acusaciones de ilegitimidad parecen haber sido creadas como una reacción paródica a la creencia de que Jesús fue concebido virginalmente. El único dato real que puede ser invocado a favor de esta tesis es el hecho que Mateo y Lucas hayan coincidido en el escandaloso detalle de que la concepción de Jesús ocurrió antes de que José y María empezasen a cohabitar, pero la evidencia simplemente es demasiado escasa y ambigua como para concluir que eso prueba que Jesús haya sido concebido fuera del matrimonio.
3. Influencia de Mitos Greco-Romanos
Otra posible explicación detrás de la tradición de la concepción virginal es la influencia de la mitología greco-romana. Para los griegos y romanos, la línea que separaba lo divino de lo humano era casi inexistente, por lo que para ellos la posibilidad de que una mortal pueda ser impregnada por una deidad simplemente se daba por hecho. En efecto, existía la creencia que grandes personajes como Rómulo, Apolonio de Tiana y Alejandro Magno habían sido engendrados por dioses.

Puede ser que el título “Hijo de Dios” otorgado a Jesús por sus primeros seguidores judíos haya sido reinterpretado de este modo por quienes se convirtieron del paganismo. En efecto, el título “Hijo de Dios” en el judaísmo no trae consigo connotaciones de divinidad, sino que simplemente denota una cercanía extrema con el Dios de Israel. Para los judíos, el Mesías podía ser llamado “Hijo de Dios” no porque este sea divino, sino porque el rey de Israel (el Mesías) era adoptado como el “Hijo de Dios” en su coronación (ver, por ejemplo, el Salmo 2). Sin embargo, esta misma expresión en el mundo griego y romano significaba que alguien había sido literalmente engendrado por una divinidad. El emperador César Augusto, por ejemplo, era llamado “Hijo de Dios” (divi fili) puesto era hijo adoptivo de Julio César, quien había sido divinizado por el Senado, y por que se creía que Atia, su madre biológica, había sido impregnada por el dios Apolo.
Uno puede escuchar un eco de este entendimiento greco-romano de la expresión “Hijo de Dios” durante la Anunciación del Evangelio de Lucas, cuando el ángel le dice a María “el Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios” (Lc. 1:35). El «por eso» del pasaje citado denota una relación causal entre la concepción divina de Jesús y su título: Jesús será llamado «Hijo de Dios» a causa de haber sido concebido directamente por Dios. Esta no es una forma judía de entender la expresión, sino una greco-romana. Lucas vuelve a producir ese mismo eco greco-romano adelante en su genealogía de Jesús, donde el evangelista se refiere a Adán como “Hijo de Dios” (Lc. 3:38). Esto hace evidente que para este evangelista el título “Hijo de Dios” denota no una proximidad excepcional a Dios (como en el judaísmo) sino el haber sido literalmente engendrado por él (como en el paganismo greco-romano). Así, no es difícil imaginar como la diseminación del cristianismo a través del mundo greco-romano pudo haber generado la historia del nacimiento virginal.

Ahora bien, la dificultad con esta teoría es que el paralelo entre la procreación divina descrita en el paganismo con la concepción virginal de el cristianismo no es tan clara. En efecto, lo que los mitos griegos hacen referencia es a la unión sexual entre dioses y mortales mientras que la concepción virginal habla de una concepción asexual. Para Lucas y Mateo la concepción de Jesús fue un acto creativo efectuado por acción del Espíritu Santo, no el apareamiento entre un dios y una mortal. Consecuentemente, no queda claro hasta qué punto la influencia del paganismo greco-romano realmente puede explicar la existencia de la tradición de la concepción virginal.
4. Una Interpretación de Isaías 7:14
En el evangelio de Mateo se indica que la concepción virginal ocurre en cumplimiento de lo dicho por el profeta: “La virgen quedará encinta y tendrá un hijo, al que pondrán por nombre Emanuel” (Mt. 1:23) ¿Es posible que la concepción virginal haya sido fabricada para darle cumplimiento a esa profecía?
Difícilmente. En efecto, si leemos la “profecía” en su contexto original nos percatamos que no hace referencia al Mesías y que ningún escritor judío o cristiano antes de Mateo la interpretó de ese modo. En su contexto y lenguaje original, el pasaje simplemente no habla de una concepción virginal. La palabra empleada en el hebreo original es “al-mah”, la cual simplemente significa “mujer joven” y no la palabra hebrea para virgen “betulah”. El origen de la confusión de Mateo parece radicar en que él usó la traducción griega del Antiguo Testamento, la Septuaginta, donde en ese pasaje se empleó la palabra griega “parthenos”, la cual dependiendo del contexto puede significar “virgen” o “mujer joven”. Sin embargo esa ambigüedad simplemente está ausente en el idioma original.
En consecuencia, es muy improbable que Mateo (o una tradición anterior) haya sido inspirado por este pasaje para crear la tradición de la concepción virginal. Lo opuesto es mucho más probable: que Mateo haya heredado la tradición de la concepción virginal y que sólo después la hayan asociado con el pasaje de Isaías 7:14 debido a la ambigüedad lingüística de la palabra griega “parthenos”.
La Concepción Virginal: Conclusiones
Habiendo analizado diversas hipótesis respecto al origen de la tradición de la concepción virginal podemos concluir que ninguna está libre de dificultades. La evidencia histórica en este punto es simplemente demasiado escasa para llegar a una conclusión sólida. En consecuencia, la aceptación o rechazo de la doctrina de la concepción virginal dependerá en última instancia de las presuposiciones filosóficas, científicas y teológicas del intérprete.
El Nacimiento en Belén
El hecho que Mateo y Lucas coinciden en que Jesús nació en Belén de Judá es un signo positivo de historicidad, ya que eleva la probabilidad de que exista una tradición común más antigua que haya inspirado a ambos evangelistas. Adicionalmente, algunos exegetas ven en Juan 7:41 un tercer testimonio del nacimiento en Belén. En dicho pasaje, los oponentes de Jesús objetan que él pueda ser el Mesías ya que viene de Galilea cuando las escrituras dicen que este debe de provenir de Belén. Para estos exegetas, el pasaje fue escrito con el objetivo de producir ironía, la cual radicaría en que tanto el evangelista como su comunidad sabían que Jesús realmente provenía de Belén pero no así sus oponentes. Así, a primera vista, el nacimiento de Jesús en Belén estaría corroborado por varias fuentes independientes: Mateo, Lucas y quizá Juan por lo que, en el lenguaje técnico de los criterios de historicidad, pasaría el “Criterio de Atestación Múltiple”.
Sin embargo, un análisis más cuidadoso revela dificultades. En primer lugar, no queda para nada claro que el mencionado pasaje de Juan realmente indique que Jesús haya nacido en Belén. En efecto, un importante número de exegetas opinan que el pasaje contiene un tipo de ironía muy distinta a la mencionada. En el evangelio de Juan (y solo en este evangelio) Jesús es retratado como un ser que ha bajado del Cielo. Así cuando los oponentes de Jesús dudan de él por su proveniencia, no caen en cuenta que el provenir de o no de Belén es irrelevante ya que Jesús, el verdadero Mesías, proviene del Cielo. Si esta interpretación del pasaje es correcta, entonces no solo que el pasaje no da testimonio del nacimiento de Jesús en Belén, sino que al contrario indicaría que Juan y su comunidad rechazaron esa profecía precisamente porque sabían que Jesús, el verdadero Mesías bajado del Cielo, no provino de Belén sino Nazaret. Esta interpretación encuentra soporte en el hecho que todo el evangelio consistentemente retrata a Jesús como un Nazareno, y que el evangelista no provee ningún tipo de comentario que clarifique que realmente haya provenido de Belén.
Siendo que el pasaje de Juan es ambiguo, las dos únicas referencias claras en todo el Nuevo Testamento respecto a que Jesús nació en Belén serían las de Mateo y Lucas. Sin embargo, como exploré a detalle en la primera entrada de esta serie, los relatos son irreconciliables. Para Mateo, Jesús y su familia eran oriundos de Belén donde nació, pero tuvieron que reubicarse en Nazaret para escapar de la ira de Herodes. Por otro lado, para Lucas la familia de Jesús era oriunda de Nazaret, pero en una visita a Belén a causa de un censo el parto le sorprendió a María. Además de irreconciliables, las narraciones presentan graves problemas históricos de modo individual (ej.: es imposible que el censo de Lucas haya ocurrido del modo que él describe). Si Jesús realmente nació en Belén, ¿por qué las narraciones que lo relatan son tan contradictorias y poco plausibles? Adicionalmente, si Jesús nació en Belén, ¿porque este es referido consistentemente a través de todo el Nuevo Testamento como “Jesús de Nazaret”?
Vale la pena enfatizar que Belén no es una localidad neutra. Como lo indica el mencionado pasaje de Juan, existía en círculos judíos la expectativa que el Mesías, el heredero de David, provendría de Bélen de Judá. Esta expectativa está articulada en la profecía de Miqueas (Miq. 5:2-5), profecía que es citada (aunque con cambios) por Mateo (Mt. 2:6). Adicionalmente, el Talmud Palestino, escrito por judíos rabínicos, preserva de forma independiente esta tradición, indicando que el Mesías emergería de “la ciudad real de Belén en Judá” (Berakhot 5a).
Estas consideraciones parecen insinuar a una hipótesis alternativa: Que las comunidades de Mateo y Lucas desarrollaron independientemente leyendas que explicaban cómo Jesús cumplió la expectativa de que el Mesías aparecería en Belén, a pesar de que históricamente Jesús provino de Nazaret. Vale la pena indicar que esto no significa que los evangelistas hayan conscientemente fabricado falsedades. En efecto, lo más probable es que sus relatos se hayan formado poco a poco a través de las tradiciones orales de sus comunidades bajo la influencia de experiencias místicas (sueños, visiones) y reflexiones religiosas respecto a los relatos del Antiguo Testamento y su relación con Jesús de Nazaret.
En conclusión, si bien es posible que las narraciones del nacimiento en Belén provengan de una tradición histórica anterior, las discrepancias e implausibilidades de empapan las narrativas evangelísticas sumadas al hecho que existía un fuerte incentivo para afirmar que Jesús era de Belén, inclinan a la mayoría de investigadores a sospechar que el Jesús Histórico probablemente nació en Nazaret.
El Linaje Davídico
Tanto Mateo como Lucas ofrecen separadamente una genealogía de Jesús que lo conecta al rey David. Sin embargo, una lectura cuidadosa revela que ambas genealogías son irreconciliables. Esto se vuelve evidente si las comparamos lado a lado (los nombres en azul son aquellos en los que hay coincidencia, los rojos discrepancia):
Mateo |
Lucas |
Dios, Adán, Set, Enós, Cainán, Mahalaleel, Jéred, Henoc, Mathusalén, Lámec, Noé, Sem, Arfaxad, Cainán, Sélah, Éber, Péleg, Ragau, Serug, Nahor, Térah, |
|
Abraham, Isaac, Jacob, Judá, Pérez, Jezrón, Aram, Aminadab, Naasón, Salmón, Booz, Obed, Isaí, David, |
Abraham, Isaac, Jacob, Judá, Pérez, Hesrón, Arní, Aminadab, Naasón, Salmón, Booz, Obed, Isaí, David, |
Salomón, Roboán, Abías, Asá, Josafat, Jorán, Uzías, Jotán, Acaz, Ezequías, Manasés, Amón, Josías, Jeconías, |
Natán, Matatá, Mená, Meleá, Eliaquim, Jonam, José, Judá, Simeón, Leví, Matat, Jorim, Eliézer, Jesús, Er, Elmadam, Cosam, Adí, Melquí, Nerí, |
Salatiel, Zorobabel, | Salatiel, Zorobabel, |
Abiud, Eliaquín, Azor, Sadoc, Aquín, Eliud, Eleazar, Matán, Jacob, |
Resá, Johanán, Joiadá, Josec, Semeí, Matatías, Máhat, Nagai, Eslí, Nahúm, Amós, Matatías, José, Janai, Melquí, Leví, Matat, Elí, |
José, Jesús | José, Jesús |
Como se puede ver, las genealogías solo coinciden en el tramo que conecta a Abraham con David (el cual era de conocimiento público), pero en el tramo que conecta a David con Jesús la discrepancia es prácticamente absoluta (ni siquiera están de acuerdo quién fue el abuelo de Jesús). La única coincidencia ahí es Zorobabel, hijo de Salatiel, líder judío durante el Exilio a Babilonia. Pero incluso ahí no coinciden en quien fue su abuelo ni quien fue su hijo. Por si fuera poco, el número de nombres que aparecen en dicho tramo también discrepa considerablemente: Mateo habla de 26 generaciones mientras que Lucas lista 41.
La tradición eclesiástica ha intentado resolver esta contradicción de diversos modos. La forma más popular ha sido afirmar que la genealogía presentada por Lucas no le pertenece a José, sino a María. El problema con esta teoría, evidentemente, es que contradice lo que dice el texto explícitamente: que esta genealogía es de José. Otra popular explicación es que una de las genealogías sigue la genealogía biológica de Jesús mientras que la otra su genealogía legal a través de la costumbre judía del “matrimonio levirato”. Este tipo de matrimonios ocurría cuando un hombre moría sin hijos, situación en la que su hermano estaba obligado a casarse con la viuda y el primer vástago de su unión sería legalmente el hijo del difunto (Deut. 25:5-10). El problema aquí es que simplemente existen demasiadas discrepancias entre ambas genealogías para que esta sea la causa. ¿Es razonable creer que prácticamente todos los ascendientes de Jesús hasta David hayan muerto sin hijos? No solo eso, sino que la gran discrepancia en el número de generaciones (Mateo 26, Lucas 41) también hacen imposible esta explicación.
La explicación más probable detrás de estas genealogías contradictorias es que Mateo y Lucas, de modo independiente, hicieron su mejor esfuerzo por unir a Jesús con David, pero las fuentes que emplearon eran contradictorias. De esto se deduce que es poco probable que la familia de Jesús sea la fuente de estas genealogías, ya que de haberlo sido no existirían estas discrepancias. Estamos ante genealogías ficticias, creadas con el propósito de unir a Jesús con el linaje del Rey David.

Ahora bien, ¿significa esto que Jesús no era descendiente de David? No necesariamente. En efecto, además de Lucas y Mateo, otros autores del Nuevo Testamento preservan de forma independiente la tradición de que Jesús era descendiente de David (ej.: Marcos 10:47, Romanos 1:3, 2 Timoteo 2:8). Consecuentemente, la existencia de estas múltiples referencias nos indica que la tradición del linaje Davídico es antigua, probablemente remontándose al ministerio del Jesús Histórico.
Esto no debe de sorprendernos. La tradición judía afirmaba que el Mesías sería un heredero de David. Esto era prácticamente parte de la definición de que es ser el Mesías. Consecuentemente, si Jesús anunció que él mismo era el Mesías (cosa que es casi certera) es en extremo probable que él y sus seguidores hayan creído que era un descendiente de David, incluso si no tenían una genealogía clara que los una.
Uno puede imaginarse dos formas muy distintas sobre como Jesús acabó creyendo ser descendiente del rey David:
- Jesús creció en una familia donde existía la tradición (correcta o incorrecta) de que eran descendientes de David, tradición que probablemente influenció su propia conciencia mesiánica más adelante en su vida.
- Jesús “descubrió” que era el Mesías por otros medios (ej.: una revelación divina) y de esa información él o sus seguidores dedujeron que David debió ser su ancestro.
La evidencia que tenemos es simplemente demasiado escasa para decidir entre estas dos hipótesis. En consecuencia, desde el punto de vista estrictamente histórico, simplemente no estamos en capacidad de afirmar o negar que el Jesús Histórico haya sido descendiente de David.
Historia y Leyenda en la Natividad: Conclusiones
¿Que podemos rescatar históricamente de la Natividad de Jesús? Sabemos que Jesús fue el primogénito de José y María, que nació alrededor del año 5 a.C y que nació probablemente en Nazaret, aunque no podemos descartar completamente que haya nacido en Belén. Respecto a su concepción y linaje no podemos afirmar nada con certeza: la evidencia histórica es demasiado escasa. Todos los demás elementos que constituyen la Natividad son probablemente elaboraciones legendarias de la Iglesia primitiva hechas a la luz de expectativas mesiánicas, reflexiones teológicas y folklore contemporáneo relativo al nacimiento de grandes personajes históricos.
Es probable que estas conclusiones resulten escandalosas o incluso ofensivas para quienes se consideran seguidores del Nazareno. En efecto, el análisis crítico de la Natividad representa un auténtico desafío a quienes creen que los evangelios son un recuento exacto, minucioso e histórico de la vida de Jesús. Las historias de la Natividad, más que cualquier otro relato de los evangelios, ponen en evidencia la forma que historia, teología y leyenda se entrelazaron en la formación de estos textos antiguos. Es necesario entender que los evangelios fueron creados por personas que vivían en un mundo radicalmente distinto al nuestro y con objetivos distintos al de proveer un recuento exacto de la vida de Jesús. Es, por lo tanto, absurdo tratar de interpretar a sus obras bajo la óptica de historicidad y objetividad de nuestro tiempo.
Los evangelistas no trataron de producir un recuento periodístico de la vida de Jesús. Más bien, su objetivo principal fue articular quien fue Jesús para ellos. La línea que divide la historia de la leyenda y la realidad de la imaginación eran secundarias en el momento de expresar su profunda convicción de que Jesús era el Mesías, el salvador de Israel y del mundo. En ese sentido, los evangelistas fueron completamente exitosos en su propósito: los relatos de la concepción, nacimiento e infancia de Jesús son relatos que denotan un profundo fervor y devoción que trasciende los estrechos confines de la realidad para adentrarse en el terreno de lo mítico y legendario. Jesús fue un segundo Moisés, por lo que debió de haber viajado a Egipto. Jesús es la luz del mundo, entonces debió de nacer bajo una estrella. Jesús es el rey de los desposeídos, entonces debió de nacer en un pesebre. La pregunta de si esos eventos ocurrieron «de verdad» simplemente no era tan importantes como la verdad que transmitían, ya que a veces la realidad se queda corta. Esa forma de pensar, tan olvidada por nosotros y sin embargo tan natural para nuestros ancestros, es la que impregna las narraciones de la Natividad y la que dio forma a sus icónicos relatos. Ciertamente, el soñar es a veces más sabio que el despertar.
BIBLIOGRAFÍA
- Bellinzoni, Arthur J. The New Testament: An Introduction to Biblical Scholarship. Wipf And Stock Pub, 2016.
- Brown, Raymond E. The Birth of the Messiah: A Commentary on the Infancy Narratives in the Gospels of Matthew and Luke. Doubleday, 1999.
- Crossan, John Dominic., and Richard G. Watts. Who Is Jesus?: Answers to Your Questions about the Historical Jesus. Westminster John Knox Press, 1999.
- Ehrman, Bart D. The New Testament: A Historical Introduction to the Early Christian Writings. Oxford University Press, 2016.
- Meier, John P. A Marginal Jew: Rethinking the Historical Jesus. The Roots of the Problem and the Person. I, Doubleday, 1991.
- Sanders, E. P. The Historical Figure of Jesus. Allen Lane, 1993.
- Vermès Géza. The Nativity: History and Legend. Doubleday, 2006.
Esta entrada es parte de una serie dedicada a reconstruir el Jesús Histórico. Las entradas que forman parte de esta serie a la fecha son:
- La Búsqueda del Jesús Histórico: Fuentes y Criterios
- ¿Existió Jesús?
- La Natividad: Historia y Leyenda (1)
- La Natividad: Historia y Leyenda (2)
- La Natividad: Historia y Leyenda (3)
- ¿Tuvo Jesús Hermanos?
- Jesús de Nazaret, Profeta Apocalíptico
- Los Actos Apocalípticos de Jesús
- Las Enseñanzas Apocalípticas de Jesús
- Movimientos Milenarios y los Orígenes del Cristianismo
- Un Jesús Apocalíptico: Conclusiones y Reflexiones (no publicado aún)
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