En mi discusión sobre las fuentes no-cristianas sobre Jesús mencioné que una de las menciones hechas sobre el Nazareno en los escritos de Flavio Joséfo, historiador judío, es objeto de debate académico ya que se cuestiona su autenticidad e integridad. En mi discusión original decidí no profundizar en el tema para evitar una entrada excesivamente larga, prometiendo hacerlo más adelante. Ahora voy a cumplir con mi promesa.
El pasaje, el cual a menudo es referido como el «Testimonium Flavianum«, se encuentra en el tomo 18, capítulo 3 de su obra «Las Antigüedades de los Judíos». La razón por la que se duda tanto de la autenticidad del pasaje resultará evidente apenas el lector lo lea:
«Por este tiempo apareció Jesús, un hombre sabio, si es que es correcto llamarlo hombre, ya que fue un hacedor de hechos impactantes, un maestro para los hombres que reciben la verdad con gozo, y atrajo hacia él a muchos seguidores judíos y gentiles. Era el Cristo. Y cuando Pilato, frente a la denuncia de aquellos que son los principales entre nosotros, lo había condenado a la cruz, aquellos que lo habían amado primero no le abandonaron ya que se les apareció vivo nuevamente al tercer día, habiendo predicho esto y otras tantas maravillas sobre él los santos profetas. La tribu de los cristianos, llamados así por él, no ha cesado de crecer hasta este día.»
¡Que impresionante confesión de fe! ¿Pero no era Flavio Joséfo un judío? En efecto, toda la información que tenemos de Flavio Joséfo, incluso autobiográfica, nos indica que este nunca se convirtió al cristianismo, sino que se auto-identificó como un judío fariseo hasta su muerte. Consecuentemente resulta sospechoso, por decir lo menos, que este judío afirme que Jesús era «el Cristo» (es decir, el Mesías). Además, ¿es verosímil que Joséfo solo le dedique un párrafo dentro de su obra de 20 tomos a quien creía ser el mesías, el salvador de Israel? No solamente esto, sino que este pasaje en cuestión curiosamente no es citado por ningún autor cristiano sino hasta el Siglo IV, concretamente por Eusebio de Cesarea en 324 d.C. Esto es así a pesar que Origen, autor cristiano de principios del Siglo III, empleó a Flavio Joséfo en su «Comentario sobre el Evangelio según San Mateo» pero, a pesar de demostrar clara familiaridad con la obra del historiador, Origen literalmente nos dice que Joséfo «no creía que Jesús fuese el Cristo«. En definitiva, el consenso académico es que el fragmento es total o parcialmente falso, una interpolación hecha por un escriba cristiano siglos después de que la obra haya sido publicada por Joséfo.
Las razones para sospechar que este fue el caso aumentan cuando uno aprende la forma que este manuscrito fue preservado y trasmitido en la antigüedad. Para entender porqué hay que saber un poco sobre la vida del propio Joséfo:

Flavio Joséfo luchó contra las legiones romanas durante la revuelta judía alrededor del año 70 d.C. Durante este conflicto, la tropa de Joséfo fue atrapada en una cueva. Sin embargo, en vez de rendirse, los 40 miembros de la tropa hicieron un pacto suicida. Así, treinta y ocho de los cuarenta soldados murieron por su propia mano salvo dos: Joséfo y un compañero quien fue disuadido por él. Ambos se rindieron ante las fuerzas romanas lideradas por Vespasiano. Sin embargo, Joséfo fue mas allá, y activamente colaboró con el enemigo desde su captura. Por si fuera poco, Joséfo le anunció a Vespasiano que el dios judío le había revelado que él se convertiría en emperador, profecía que se cumplió. Esto impresionó al ahora emperador Vespasiano, quien recompensó a Joséfo por sus servicios a Roma haciéndolo parte de su corte. En efecto, «Las Antigüedades de los Judíos» fueron compuestas para la lectura de los miembros de la élite romana, y no para judíos. Por todo esto, Flavio Joséfo, a pesar de ser judío, era detestado por su propia gente quien lo consideraba como un traidor. Consecuentemente las obras de Joséfo, a pesar de ser crónicas sobre la historia judía, no fueron preservadas por escribas judíos, sino por escribas cristianos, los cuales encontraban esas crónicas extremadamente útiles sin que les importe la «traición» de Joséfo.

¿Es el «Testimonium Flavianum» completamente falso?
Ahora bien, la pregunta que se hacen los estudiosos de la materia no es si el documento fue o no alterado por un escriba cristiano: eso se da por hecho. La pregunta es si es que este fragmento es completamente falso, o si solo fue «retocado» por el escriba. Al respecto no existe consenso, existiendo argumentos en ambas direcciones. Sin embargo, la mayoría parece inclinarse hacia la segunda opción, es decir, que el pasaje es auténtico, pero fue alterado. Veamos porqué.
En primer lugar, el párrafo no «fluye» de modo natural, sino que parece estar «cortado». En efecto, en la primera línea dice que «(p)or este tiempo apareció Jesús, un hombre sabio, si es que es correcto llamarlo hombre». La segunda parte de la oración («si es que es correcto llamarlo hombre») corta y califica la anterior (un hombre sabio). En efecto, no parece una frase natural. Asimismo, la aserción que Jesús «era el Cristo» es abrupta. Si el pasaje fue falsificado en su totalidad, ¿porque hay estos cortes? ¿no pudo el escriba componer un mejor párrafo?
En segundo lugar, a pesar de lo fuertemente cristiano que es el pasaje, hay cosas en él que un escriba cristiano del Siglo III o IV probablemente no diría. Para empezar, a pesar que un cristiano evidentemente no negaría que Jesús fue sabio, no parece lógico que solo lo describa como un hombre sabio. Igualmente, la aserción que Jesús «atrajo hacia él a muchos seguidores judíos y gentiles» simplemente contradice al Nuevo Testamento donde explícitamente y en repetidas ocasiones se dice que los cristianos no buscaron seguidores gentiles sino hasta después de la muerte de Jesús. Igualmente, un escriba cristiano del Siglo III o IV probablemente no hubiese descrito el juicio de Jesús como el resultado de una mera «denuncia» de las autoridades judías a Pilato, sino que hubiese colocado mucha más culpa sobre las autoridades judías.
En tercer lugar, recordemos que hay dos menciones a Jesús en «Las Antigüedades Judías«. La segunda mención no da contexto alguno sobre quien es Jesús, simplemente mencionándolo sin más. ¿No tiene sentido que Joséfo haya hablado antes de él y por eso no ofrece ese contexto?
En efecto, todo esto parece indicarnos que detrás del pasaje que tenemos ahora existió un pasaje original, el cual fue alterado posteriormente. Basándonos en estos argumentos, los estudiosos en la materia eliminan todo el material que parece haber sido añadido y ofrecen esta probable reconstrucción del pasaje original (esta reconstrucción concreta se encuentra en el volumen I de “Un Judío Marginal” por John P. Meier):
«Por este tiempo apareció Jesús, un hombre sabio, ya que fue un hacedor de hechos impactantes, un maestro para los hombres que reciben la verdad con gozo. Atrajo hacia él a muchos seguidores judíos y gentiles. Y cuando Pilato, frente a la denuncia de aquellos que son los principales entre nosotros, lo había condenado a la cruz, aquellos que lo habían amado primero no le abandonaron. La tribu de los cristianos, llamados así por él, no ha cesado de crecer hasta este día.»

Puede que el lector objete la inclusión de la frase «fue un hacedor de hechos impactantes» en esta reconstrucción por el hecho que parecería extraño que el judío Joséfo crea que Jesús haya sido capaz de hacer milagros. Sin embargo, esta preocupación ignora el hecho que en la antigüedad los milagros no eran visto como algo tan especial. En efecto, el propio Joséfo relata un gran número de hechos sobrenaturales en su obra sin darles demasiada importancia (como tampoco lo hace aquí). Igualmente, los autores paganos y judíos de la antigüedad que atacaron al cristianismo nunca pusieron en duda que Jesús haya hecho milagros, sino que los atribuyeron a hechicería. Por lo tanto es perfectamente posible que un judío como Joséfo crea que a pesar que Jesús no sea ni el mesías ni un profeta, igualmente haya sido capaz de conjurar «hechos impactantes». En efecto, la razón por la cual se conserva esta frase en la reconstrucción es porque es precisamente un calificativo natural de «hombre sabio» en el contexto Greco-Romano: los «hombres sabios» de la antigüedad, como por ejemplo Apolonio de Tiana, se caracterizaban por, (i) tener seguidores y (ii), ser capaces de «hechos impactantes». Esto puede parecernos raro a nosotros, ya que vivimos en un mundo moderno donde cualquier violación de las leyes de la naturaleza son en principio imposibles, pero ese simplemente no era el mundo de Jesús ni el de Joséfo.
BIBLIOGRAFÍA
- Meier, John P. A Marginal Jew: Rethinking the Historical Jesus. The Roots of the Problem and the Person. Vol. I. New York: Doubleday, 1991.
- Ehrman, Bart D. Did Jesus Exist?: The Historical Argument for Jesus of Nazareth. HarperOne, an imprint of HarperCollinsPublishers, 2013.
- Vermes, Geza. “Jesus in the Eyes of Josephus.” Standpoint. Accessed March 16, 2019.
Esta entrada forma parte de una serie sobre las fuentes disponibles para reconstruir el Jesús Histórico. Las entradas en esta serie son:
- Las Fuentes sobre el Jesús Histórico: ¿Pueden ayudarnos los textos apócrifos?
- Las Fuentes sobre el Jesús Histórico: Fuentes no-cristianas
- Las Fuentes sobre el Jesús Histórico: El Nuevo Testamento
- El «Testimonium Flavianum»
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Me resultan interesantes sus artículos.
Y le agradezco su interés.
Respecto a esa postal suya me pregunto si existe un relato transmitido en árabe de las Antigüedades Judías un texto algo diferente referido al testimonio flaviano???
He leído algo, pero no se de si es auténtico.
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Muy iluminador el escrito. Muchas gracias.
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