Dios y el Problema del Sufrimiento Animal

Como expliqué al inicio de esta serie, el “Problema del Mal” es el problema que existe en reconciliar la existencia de maldad y sufrimiento con la existencia de una deidad que sea a la vez benévola y todopoderosa. El llamado “Problema del Sufrimiento Animal” es una variante específica de ese problema centrada en el sufrimiento experimentado por los animales silvestres.

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La naturaleza es cruel. El mundo natural está plagado de un sufrimiento que para los seres humanos es difícil de imaginar. A diferencia de nosotros, que hemos empleado nuestro intelecto para escapar de las garras de los elementos, los animales salvajes viven a la merced de la naturaleza, con millones de ellos sintiendo a diario un sufrimiento excruciante sea por hambre, enfermedad, el clima o por el ataque de depredadores. A veces la naturaleza exhibe una brutalidad impactante, como cuando un cocodrilo arrastra a su presa al fondo de las aguas donde le rompe los huesos a la vez que el desesperado animal se ahoga. Otras veces demuestra un sadismo mucho más refinado, que rivaliza con la imaginación de los torturadores humanos. La musaraña americana Blarina brevicauda, por ejemplo, inyecta a su presa una secreción paralizante que inmoviliza a su víctima durante días mientras la musaraña poco a poco la va devorando viva. Los perros salvajes son otro animal (entre muchos) que es conocido por empezar a devorar a sus víctimas mientras siguen conscientes (aquí ofrezco un link a un vídeo que ilustra esa conducta, pero lo advierto: es muy perturbador). Del mismo modo el animal salvaje promedio está infestado de parásitos de toda índole que le causan un constante malestar. Todo eso sin mencionar el sufrimiento causado por fenómenos naturales como ventiscas, fuegos forestales, sequías e inundaciones, los cuales a diario condenan millares de inocentes criaturas a una existencia miserable y un final horrífico.

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Teniendo en cuenta la larga historia de la vida en nuestro planeta, es acertado afirmar que el sufrimiento experimentado por el ser humano en su relativamente corta existencia es insignificante comparado con el sufrimiento padecido por todos los demás seres vivos que habitaron y habitan nuestro mundo. La pregunta teológico-filosófica que emerge es entonces la siguiente: ¿es realmente posible que este cruel sistema sea la obra de un Dios bondadoso? En efecto, si la naturaleza es la obra de un ser omnipotente entonces parecería ser, al menos a primera vista, que este pudo haberla creado de modo tal que las criaturas que lo habitan no sufran de la forma que lo hacen. Pudo haber creado, por ejemplo, un mundo poblado exclusivamente de herbívoros y carroñeros, o un mundo donde los venenos naturales maten de forma rápida e indolora. Ninguna de estas alternativas parece estar fuera del alcance de una deidad todopoderosa, ¿por qué entonces la naturaleza es cómo es?

Nadie otro que el famoso naturista Charles Darwin se hizo exactamente ese interrogante:

Darwin«Nadie discute que en el mundo hay mucho sufrimiento. Por lo que respecta al ser humano, algunos han intentado explicar esta circunstancia imaginando que contribuye a su perfeccionamiento moral. Pero el número de personas en el mundo no es nada comparado con el de los demás seres sensibles, que sufren a menudo considerablemente sin experimentar ninguna mejora moral. Para nuestra mente, un ser tan poderoso y tan lleno de conocimiento como un Dios que fue capaz de haber creado el universo es omnipotente y omnisciente, y suponer que su benevolencia no es ilimitada repugna a nuestra comprensión, pues, ¿qué ventaja podría haber en los sufrimientos de millones de animales inferiores durante un tiempo casi infinito? Este antiquísimo argumento contra la existencia de una causa primera inteligente, derivado de la existencia del sufrimiento, me parece sólido; mientras que, como acabo de señalar, la presencia de una gran cantidad de sufrimiento concuerda bien con la opinión de que todos los seres orgánicos han evolucionado mediante variación y selección natural.» (Charles Darwin. Autobiografía.)

Este “antiquísimo argumento” no es otra cosa que el “Problema del Mal”, problema al que le dediqué una introducción completa. A grandes rasgos, el Problema del Mal es la dificultad que existe en compatibilizar la existencia de males y sufrimientos en este mundo con la existencia de un Dios todopoderoso y benévolo. Sin embargo, el Problema del Sufrimiento Animal trae consigo una serie de particularidades únicas que exploraré a continuación.

Las Particularidades del Problema del Sufrimiento Animal

A pesar de que el Problema del Sufrimiento Animal no sea más que una variante específica del Problema del Mal, además de las dificultades inherentes a ese problema este trae consigo una serie de peculiaridades únicas.

1. La Inevitabilidad y Sistematicidad del Sufrimiento Animal

Existe un sentido en el que el sufrimiento humano es, al menos en parte, prevenible o subsanable por nosotros mismos. El sufrimiento que causa una guerra, por ejemplo, es producto de nuestra propia violencia mientras que el sufrimiento causado por desastres naturales puede ser aliviado por nuestra caridad. Consecuentemente, existe la sensación de que el sufrimiento humano es, al menos en parte, el resultado de una falencia moral por parte de nosotros mismos: si tan solo fuésemos más bondadosos, ese sufrimiento sería menor.

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Los incendios forestales son esenciales para el ecosistema, pero producen gran sufrimiento

Esto, sin embargo, no aplica al sufrimiento animal. En efecto, el sufrimiento animal, a diferencia del humano, es inevitable. Esto es así no solo porque el humano es incapaz de prevenir que todos los animales silvestres sufran, sino porque sabemos que estos animales forman parte de ecosistemas, sistemas biológicos donde la interferencia (incluso bienintencionada) puede resultar en un mal mayor. Evita que los venados sean devorados por los lobos, y causarás la muerte de los segundos. Evita que el invierno congele a las liebres y causarás una sobrepoblación de ellas. Extingue ese incendio forestal e impedirás que se rejuvenezca la fauna y flora del bosque.

He aquí el corazón del problema: a diferencia del sufrimiento humano, el cual parece ser contingente, el sufrimiento animal es sistemático. Los animales salvajes están “atrapados” dentro de una serie de relaciones antagónicas de las cuales es imposible escapar. Las criaturas silvestres son, por así decirlo, los engranajes de una grotesca maquinaria que requiere de su dolor, sangre y muerte para seguir funcionando. El animal ha nacido para sufrir. ¿Puede una deidad bondadosa realmente ser el autor de esa maquinaria?

 

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Diagrama de un Ecosistema Marino

2. La Conexión con el Argumento del Diseño

Antes de Darwin era simplemente inconcebible imaginar que la complejidad del mundo natural haya sido producto meramente de ciegas fuerzas naturales, por lo que se infería que alguien debió diseñarlo. Incluso en tiempos modernos, cuando la teoría de evolución por selección natural ofrece un robusto mecanismo que explica como la complejidad de la naturaleza pudo emerger por si misma, el inferir la existencia de un Diseñador del aparente diseño de la naturaleza sigue siendo un argumento popular. El Problema del Sufrimiento Animal choca directamente contra esa intuición. Si uno sostiene que el aparente diseño de la naturaleza evidencia la existencia de un Diseñador, la abundante crueldad y sufrimiento que impregnan ese diseño debe hacernos inferir que el Diseñador es imperfecto o no existe. En efecto, o bien el Diseñador no pudo crear un mejor diseño (en cuyo caso se pone en duda su omnipotencia) o bien no quiso crear un mejor diseño (en cuyo caso se pone en duda su benevolencia).

Consecuentemente, a diferencia de formulaciones del Problema del Mal que se centran exclusivamente en el sufrimiento humano, el Problema del Sufrimiento Animal pone, por así decirlo, “el dedo en la llaga”, ya que afecta una de las intuiciones más poderosas a favor de la existencia de Dios.

3. La (Aparente) Imposibilidad de Explicación Moral

El Problema del Sufrimiento Animal tiene otra peculiaridad. A diferencia de formulaciones del Problema del Mal centradas en el sufrimiento humano, el sufrimiento animal parece ser inexplicable desde un punto de vista moral. En concreto, el Problema del Sufrimiento Animal parece ser inmune a dos de las teodiceas más populares: la Teodicea del Libre Albedrío y la Teodicea Iraneana.

i. La Teodicea del Libre Albedrío y El Sufrimiento Animal

Las «teodiceas» son posibles explicaciones ofrecidas por parte de creyentes para explicar porque la existencia del mal y la existencia de Dios son compatibles entre sí. La Teodicea del Libre Albedrío esencialmente argumenta que:

  1. El mal existe por causa del libre albedrío,
  2. Dios tiene buenas razones suficientes para permitir la existencia del libre albedrío, por lo que:
  3. La existencia del mal es compatible con la existencia de Dios

Ahora bien, esta teodicea parece ser, al menos a primera vista, completamente impotente para explicar el sufrimiento animal. Los animales son incapaces de razonamiento moral por lo que es absurdo pensar que su sufrimiento es consecuencia de algún tipo de inmoralidad de su parte. Más bien todo lo contrario los animales, incluso los más feroces depredadores, carecen de auténtica malicia precisamente por esa incapacidad, lo que hace de su sufrimiento aún más inexplicable.

Pero aún si los animales fuesen capaces de raciocinio moral, eso sería insuficiente para hacer que esta teodicea funcione. En efecto, incluso si el cocodrilo fuese consciente del dolor y angustia que le produce a su víctima, ¿qué alternativa tendría? El cazador debe alimentarse, y para hacerlo debe matar a su víctima. Aún si el cazador tuviese agencia moral, este sigue atrapado en esa siniestra maquinaria donde las únicas opciones que tiene son matar o morir.

ii. El Sufrimiento Animal y la Teodicea Ireneana

Otra teodicea extremadamente popular es la llamada «teodicea Ireneana», la cual insiste que Dios permite el mal para el mejoramiento de las almas humanas. Los males, nos dicen los defensores de esta tesis, constituyen oportunidades positivas para hacer el bien y así desarrollar virtudes que no podrían existir de otro modo. El incendio de una casa, por ejemplo, es una oportunidad para desarrollar virtudes como la valentía, compasión y caridad por el prójimo. Esta teodicea ha sido defendida por importantes pensadores modernos como John Hick.

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John Hick

El problema aquí es evidente. El sufrimiento animal a existido durante millones de años antes de que apareciese el ser humano, por lo que no tiene sentido creer que este ha existido para nuestro beneficio. No solo eso, sino que es imposible que el humano detenga el sufrimiento animal, no solo por la tremenda magnitud de este, sino también porque, como mencioné, ese sufrimiento ocurre de forma sistemática dentro de ecosistemas complejos donde una intervención probablemente cause más daño que bien.

En definitiva, por donde se lo mire, el sufrimiento animal parecería ser completamente ajeno al actuar de los seres humanos y totalmente irremediable por parte de ellos. Las clásicas teodiceas simplemente no parecen funcionar aquí.

El Problema del Sufrimiento Animal como un Problema Moderno

Ahora bien, a pesar que el Problema del Sufrimiento Animal posea bastante sustancia filosófica, lo cierto es que históricamente ha sido uno de los problemas teológicos a los que menos importancia se le ha dado. Al lector quizá le sorprenda, pero es raro ver referencias a este problema en autores anteriores al Siglo XX. Si bien filósofos y teólogos han discutido el Problema del Mal desde la antigüedad, el Problema del Sufrimiento Animal es un problema teológico moderno. ¿Por qué es esto así?

1. El Auge del Darwinismo y Ciencia Natural Moderna

Como mencioné en mi introducción al Problema del Mal este puede ser formulado de al menos dos formas. La primera (y más común históricamente) ha sido como una incompatibilidad entre la existencia del mal y la existencia de Dios. Sin embargo, otra forma (hoy en día más popular) de formularlo es como una competencia entre dos hipótesis incompatibles:

  • Hipótesis 1: El Universo está gobernado en última instancia por un Dios todopoderoso y benévolo que se preocupa por el bienestar de sus habitantes;
  • Hipótesis 2: El Universo está gobernado en última instancia por leyes naturales mecánicas que son indiferentes al bienestar de sus habitantes,

La hipótesis 2, a la cual podemos llamar la “Hipótesis Naturalista”, excluye la existencia de Dios. Ahora bien, durante la mayor parte de la historia, esta segunda hipótesis era muy difícil de sostener ya que resultaba inconcebible que la complejidad del mundo natural sea el resultado de fuerzas puramente mecánicas. Sin embargo, el trabajo de Darwin (combinado con la teoría genética de Mendel) ofreció exactamente eso: una teoría robusta que explica como la complejidad biológica puede derivarse de principios puramente mecánicos.

Es a la luz de la perspectiva Darwinista que el Problema del Sufrimiento Animal toma fuerza. En efecto, ahora que la Hipótesis Naturalista se hizo más viable, cabe preguntarnos: ¿A cuál de las dos hipótesis favorece la existencia del sufrimiento animal? Dicho otramente, ¿en qué tipo de universo es más esperable que exista el sufrimiento animal como lo conocemos: en un universo regido por un Dios benévolo (hipótesis 1) o un universo únicamente regido por las frías leyes de la física (hipótesis 2)? El famoso biólogo ateo Richard Dawkins expresa este punto:

Dawkins“La cantidad de sufrimiento total por año en el mundo natural supera cualquier tipo de contemplación decente. Durante el minuto que me toma componer esta frase, miles de animales son devorados vivos, muchos otros huyen por sus vidas gimiendo de miedo, otros están siendo lentamente devorados por parásitos desde dentro, miles de distintas criaturas están muriendo de hambre. Esto tiene que ser así. Si es que hay algún momento de abundancia, ese mismo hecho automáticamente causa un aumento en la población hasta que el estado natural de hambre y miseria es restablecido. En un universo de electrones y genes egoístas, ciegas fuerzas físicas y replicación genética, algunos saldrán heridos y otros serán afortunados y no encontrarás razón alguna para ello, ni ningún tipo de justicia. El universo que observamos posee exactamente las propiedades que esperaríamos si, en el fondo, no hay ni diseño, ni propósito, ni mal, ni bien, nada sino despiadada indiferencia”. (Richard Dawkins. El Río del Edén, un punto de vista Darwiniano sobre la Vida.)

Pero no solo es el Darwinismo el que le ha dado relevancia a este problema, sino también otros aspectos de la ciencia natural moderna. Concretamente, hoy en día estamos mas conscientes de la sistematicidad y profundidad del Sufrimiento Animal gracias a avances en la biología y ecología. Igualmente, la geología y paleontología moderna nos demuestran que la vida en este planeta ha existido por millones y millones de años y que periódicamente han ocurrido extinciones masivas (cinco para ser exacto). ¿Qué tipo de plan divino es este donde periódicamente se hace un “borrón y cuenta nueva”? ¿Realmente no existía mecanismo mejor?

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2. El Animal como Ente Dotado de Valor Moral

El segundo factor que ha hecho del Problema del Sufrimiento Animal relevante en las discusiones teológico-filosóficas contemporáneas es la creencia relativamente moderna que el animal, a pesar de no ser humano, está dotado de una cierta dignidad. En otras palabras, a pesar de que no sean humanos, hoy en día cada vez se hace más aceptada la idea que el animal no es un mero objeto, sino que su bienestar es moralmente relevante.

Al margen de si uno quiere ir tan lejos como para decir que los animales tienen “derechos”, lo cierto es que hoy en día nuestra sociedad encuentra inaceptable que se les inflija dolor injustificadamente, como así lo testifican numerosas reformas legislativas en diferentes países modernos.

Evidentemente, eso crea una disonancia. Si el animal está dotado de valor intrínseco, ¿no significa que la naturaleza, donde ese valor es rutinariamente violado, un sistema inherentemente perverso?

Posibles Soluciones al Problema del Sufrimiento Animal

Ahora bien, a pesar que la relevancia del Problema del Sufrimiento Animal sea relativamente reciente, este ha generado gran interés y debate académico en el área de la Filosofía de la Religión, con varias potenciales soluciones ofrecidas. Presento aquí las más comunes.

1. El Sufrimiento Animal no es Moralmente Relevante

El Problema del Sufrimiento Animal, al igual que todas las versiones del Problema del Mal, nace de una aparente incompatibilidad entre la perfección moral de Dios y la existencia de cosas que un ser moral aparentemente impediría o no crearía. En otras palabras, el Problema del Sufrimiento Animal presupone que el sufrimiento animal es moralmente problemático. Sin embargo, un número de pensadores se ha inclinado a negar precisamente eso. Para ellos, el sufrimiento animal (a diferencia del humano) es moralmente irrelevante.

Esto puede ser por distintos motivos. Algunos sostienen que solo el sufrimiento de seres inteligentes como nosotros es moralmente relevante. Otros insisten que lo bueno y malo es, por definición, aquello que Dios defina como bueno o malo y que para Dios solo el sufrimiento humano es relevante.

En cualquier caso, esta línea defensiva no es del todo popular, y la razón es evidente. La conciencia moderna simplemente ya no concibe al animal como un mero objeto. Si una persona, por ejemplo, le prende fuego a un gato la gran mayoría de nosotros creerá que esa persona esta, de alguna manera, violando la ley moral.

2. Cartesianismo y Neo-Cartesianismo

René Descartes, el famoso filosofo racionalista francés, sostuvo que los animales no sentían dolor porque no tenían alma. En efecto, para Descartes y sus seguidores los animales eran máquinas hechas de carne y hueso. Las sensaciones subjetivas (así como cualquier estado mental) requiere de un alma y solo los humanos las poseen, por lo que los animales son incapaces no solo de pensar sino de sentir. Los Cartesianos se tomaron esta perspectiva muy en serio, llegando incluso a clavar perros vivos a mesas para luego abrirlos en vida y así observar como la “maquinaria” canina operaba, ignorando los aullidos del animal como un mero reflejo mecánico.

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Vivisección de un perro

Hoy en día existen muy pocos pensadores que se aventurarían a defender este argumento Cartesiano clásico. Sin embargo, existe una corriente que podríamos denominar “Neo-Cartesianismo” que también insiste que los animales (o su gran mayoría) realmente no sufren. Quizá el más conocido expositor de este argumento es el filósofo analítico Michael J. Murray, quien en su libro “Nature, Red in Tooth and Claw: Theism and the Problem of Animal Suffering” (La Naturaleza, Roja en sus Dientes y Garras: el Teísmo y el Problema del Sufrimiento Animal) avanzó la tesis que la gran mayoría de criaturas son incapaces de sufrir.

Para Murray, existe una diferencia relevante entre “dolor” y “sufrimiento”. El “dolor” es definido por Murray como la mera sensación subjetiva del dolor, mientras que el “sufrimiento” requiere que el animal este consciente que “él” está sufriendo. En otras palabras, el sufrimiento es dolor + auto-consciencia de ese dolor. El filósofo americano insiste que, si bien gran cantidad de animales pueden sentir “dolor”, solamente aquellos que tienen una corteza prefrontal cerebral son capaces de “sufrir” y que solo un grupo selecto de animales, incluyendo humanos, delfines, y simios, poseen esa región crítica del cerebro.

Libro MurrayEl argumento de Murray más que resolver el problema busca “desinflarlo”, indicando que no es tan monumental como parecía en un principio. Sin embargo, a pesar de la popularidad del argumento, este ha sido atacado tanto desde el punto de vista filosófico como científico. Filosóficamente hablando, los críticos de Murray cuestionan que la distinción entre “dolor” y “sufrimiento” sea clara o incluso relevante. Después de todo, ¿no es el mero “dolor” animal un problema moral? Si alguien arrojase un reptil a una hoguera, estaríamos de acuerdo que este ha cometido un acto reprochable incluso si el reptil no está consciente que “él” es quién se está quemando vivo. Por otro lado, el argumento ha sido criticado científicamente por asumir que solo un grupo selecto de animales tiene una corteza prefrontal cuando, dicen los críticos, esta está presente incluso en animales bastante simples. Igualmente, varios científicos han expresado escepticismo respecto a que la auto-conciencia realmente sea causada por la corteza prefrontal, indicando que esto es una explicación demasiado simplista para un fenómeno tan complejo.

3. Respuestas Creacionistas

Una variante puramente cristiana de la Teodicea del Libre Albedrío es la de atribuir los males del mundo a la desobediencia de los primeros humanos. Según esta teoría, el universo originalmente estaba libre de males y sufrimientos, pero el pecado de nuestros ancestros corrompió este cosmos perfecto. Para quienes sostienen esta perspectiva, el Problema del Sufrimiento Animal podría solucionarse insistiendo en que ese sufrimiento también fue causado por el Pecado Original.

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El problema aquí evidentemente es que la evidencia científica apunta indiscutiblemente a que los animales existieron (y sufrieron) durante millones de años antes que aparezca el ser humano, por lo que esta solución parecería estar solo disponible para aquellos cristianos más radicales que están dispuestos a insistir que el ser humano y los animales aparecieron más o menos al mismo tiempo (dentro de la misma semana, según una interpretación literal del Génesis).

Ahora bien, dejando aparte los problemas históricos y científicos, esta narrativa también tiene una serie de dificultades filosóficas. El problema yace en que no queda claro cual pudo ser el nexo causal entre el Pecado Original y ciertas conductas animales como la predación. ¿No había carnívoros antes del pecado de Adán? Y, ¿Cómo fue que comer del fruto prohibido hizo que estos apareciesen espontáneamente? Resulta absolutamente inverosímil creer que la “corrupción” causada por el Pecado pueda explicar la existencia de depredadores. Los depredadores no parecen ser el producto de una “corrupción” de un animal anterior, sino que parecen estar perfectamente adaptados a su rol de cazador, sea porque “alguien” los diseño así o porque la selección natural los haya moldeado para cumplir ese rol.

Pero no solamente eso, sino que esta solución también sufre de una dificultad que ha sido bautizada como «la objeción de la fragilidad». En definitiva, esta objeción apunta  al hecho que no hay una razón evidente por la cuál debió existir un nexo causal entre el Pecado Original y la corrupción del cosmos. En efecto, parece perfectamente concebible que Dios Omnipotente haya creado un universo en el cuál el pecado de los humanos no arruine el resto de la Creación. En efecto, si aceptamos esta solución creacionista debemos aceptar que Dios creó un universo «frágil» en el cual la desobediencia de una sola de sus criaturas pudo destruir la armonía de todo el conjunto, cosa que parecería poner en duda la Omnipotencia del creador (¿no pudo crear cosmos menos frágil?) o bien su Benevolencia (¿no quiso hacerlo?).

4. Escepticismo Teísta

Una defensa extremadamente popular para el Problema del Mal en círculos filosóficos es lo que se ha denominado “teísmo escéptico”. Esta postura sostiene que los seres humanos no tenemos las capacidades cognitivas suficientes para afirmar que un mal realmente es injustificado, o que un Dios bondadoso realmente lo prevendría, motivo por el cual debemos permanecer escépticos ante la existencia del Problema del Mal.

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Daniel Howard-Snyder

Aplicando esta intuición al Problema del Sufrimiento Animal, el filósofo Daniel Howard-Snyder ha argumentado que el Problema del Sufrimiento Animal (entendido como un argumento en contra de la existencia de Dios) necesariamente depende de un supuesto tácito: que si Dios existiese, la razón por la cual este permitiría el sufrimiento animal sería evidente para nosotros. Ahora bien, Howard-Snyder simplemente niega este supuesto, insistiendo que si Dios existe entonces sus planes, razones y propósitos son necesariamente demasiado complejos para el entendimiento humano, por lo que es perfectamente razonable suponer que, si Dios existe, habría cosas que nos parecerían injustificadas a pesar de estar justificadas en realidad.

Howard-Snyder insiste que este puede ser el caso del Sufrimiento Animal: puede que Dios tenga una buena razón para permitirlo, aunque esta razón sea incomprehensible para nosotros. Evidentemente este argumento no “resuelve” el problema en sí, pero ese nunca fue el objetivo. El argumento de Howard-Snyder, al igual que todo argumento “escéptico teísta”, no busca darle solución al Problema del Mal, sino simplemente invita a considerar la posibilidad que ese problema realmente sea un producto de nuestro limitado intelecto humano.

5. Teodiceas Leibnizianas

Hoy en día, aunque parezca extraño, existe un cuasi-consenso en círculos filosóficos que hay cosas que un ser omnipotente no puede hacer. En efecto, aunque parezca contradictorio, la mayoría de filósofos de la religión sostienen que incluso la omnipotencia tiene límites, los cuales estarían marcados por imposibilidades lógicas y/o metafísicas.

Un ser omnipotente, por ejemplo, no puede crear triángulos de cinco lados, cosas rojas que no tengan color o solteros que estén casados. Esto es así porque todos esos entes son lógicamente imposibles, ya que encierran contradicciones internas en su concepto. Ahora bien, existen ciertos entes donde no resulta obvio si entran dentro de esta categoría o no. Por ejemplo, ¿podría un ser omnipotente crear una caja cuyo interior sea más grande que su exterior? ¿Puede un ser omnipotente crear un dado cuyo resultado sea determinado por el azar pero que a la vez solo caiga en “6”? Si estos conceptos ocultan en su interior alguna contradicción interna, entonces la respuesta es “no”.

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Gottfried Leibniz

Ahora bien, ¿cómo puede esta observación proveer una salida al Problema del Sufrimiento Animal? Pues porque que quizá sea imposible, aún para un ser omnipotente, crear ecosistemas complejos y vibrantes sin que exista sufrimiento animal. A lo mejor nos engañamos a nosotros mismos al creer que era posible para Dios crear, por ejemplo, un planeta habitado solo por herbívoros y carroñeros ya que quizá un mundo así encierre secretamente algún tipo de contradicción que lo haga absolutamente imposible, incluso para un ser omnipotente. Quizá nuestro mundo sea, en las palabras del filósofo alemán Gottfried Leibniz, el mejor de los mundos posibles.

 

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Esta entrada forma parte de una serie no concluida que analiza el Problema del Mal. Las entradas de esta serie (a la fecha) son:

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19 comentarios en “Dios y el Problema del Sufrimiento Animal

  1. El Sufrimiento Animal, es Propio del Animal. Es Parte de Un Sistema Operativo que Mantiene en Equilibrio a La Biodiversidad, la cual, no Omite al Hombre- Por lo cual, Atañe al Hombre-Bestial, Las Irregularidades que han Traído como Consecuencia El Comportamiento de Los Componentes del Ambiente Natural. Es El Hombre el que con lo que Le Domina, Energiza todo lo que le es Inherente en La Creación, pues para Dominio del Hombre, está Elaborada. Para Entender esto, debemos Manejar Informaciones Precisas en cuanto al Sistema Operativo con el que El Hombre se Dinamiza, y Vitaliza La Existencia de todo lo demás. Todo sucede sin que sea Conscientemente Entendido. La Inmoralidad del Humano, Los Abusos de Los Hombres, La Indolencia en casi todos, El Odio, El Rencor, El Crimen y Las Enfermedades, y todo cuanto Representa Indiferencia al Amor de unos para con otros, sin Piedades ni Compasión, con toda Obra Desmisericorde, está Traducido en La Conducta del Sufrimiento Animal. El Equilibrio del Hombre, Equilibra La Existencialidad de todo lo demás. Lo Demás, es un Reflejo Fiel de lo que El Hombre es. Es obvio, esto no está Contemplado así por La Ciencia misma del Hombre Natural, porque su Enfoque no es en El Todo, es en Lo Particular. HASHEM, Creo todo dentro de un Sistema Operacional, sustentado en lo que Produce Equilibrio, cuando en Equilibrio está El Hombre. Así, de ese modo, todo El Entorno del Hombre, habla y Menciona La Crueldad o El Amor que hay en El Hombre. El Hombre Máquina no Existe. Existe El Hombre Integral, Elaborado con Piezas que Dinamizan toda La Creación que está Sujeta a Su Disposición. Lo Físico es Su Cuerpo, Lo Etéreo es su Gaseoso, es Su Metabolismo Existencial, Lo Líquido, es Su Amor y su Odio. Con estos Componentes, en los que se Incorporan La Luz, El Agua, La Tierra, y El Aire, El Hombre está Confeccionado para que Conjugue Todo, absolutamente Todo. Esto, no es Ratificado por La Ciencia Tradicional, pues La Ciencia Tradicional, nada Sabe, y en todo sin Serlo, se Cree una Autoridad. Elaborado todo está por La Deidad. No Obstante, La Duda Emerge cuando se Desconoce lo que aún no se ha Descubierto, o cuando Se Cree estar en El Total Definitivo de Cualquier Realidad Observable, lo cual, no Permite ír más allá en cualquier Investigación, tal Procedimiento, hace de Los Hombres de Ciencia, Gente con Muchas Incoherencias. Es Imprudente decir que, El Sufrimiento Animal existe antes del Humano. Pues hoy día, existen Registros que Datan La Presencia de Los Hombres en Medio de Gigantes Monstruos. Sin que eso Certifique La Inexistencia del Hombre del Primer Tiempo. Si se Revisan Los Momentos en los que Aparece El Hombre, esos datos, no son Precisos como para Diagnosticar si El Animal Cruel existía antes del Hombre. Decirlo, es una Osada Conclusión. El Desorden se Originó en Algún Momento. Lo cual, supone un Previo sin Caos. En ese Previo, Domina El Equilibrio que luego fue Roto por El Hombre. Si La Evolución es Cierta, Cierto es también esta Presentación. Cierta es La Evolución, dentro de Los Términos Todos, los cuales, por ningún Hombre puede ser Detectado. Ante tal Verdad, es Incuestionable lo que del Todo no se Conoce. Los Cuestionamientos, aparecen cuando El Todo es Desconocido. El Todo es Desconocido, pero Existente. Y ningún Hombre puede Abordarlo, por lo cual, ante eso, si Alguien Procura Imponer una Conclusión Definitiva, o una Duda, es Incoherente con Lo Honesto. No se Debe Cuestionar Nada, cuando es Desconocido El Todo que Envuelve al Elemento Observado. La Causa y El Efecto, son Indiscutibles cuando Entendemos que uno, conlleva al otro. Así, llegamos a otros Vértices que Apuntan a Otras Dimensiones del Saber. Debemos Entender que, El Sufrimiento Animal es una Realidad Involucrada a nuestra Realidad. Néxas, Implícitas, que son Correlativas en un solo Sentido, Todo, absolutamente Todo, está Atado a La Condición de Los Hombres. Nada Opera sin que El Hombre esté Incluido. Y Nada, es Independiente, o Separado del Hombre. Todo es, de acuerdo al Estado del Hombre. Así La Deidad Elaboró todo, absolutamente Todo. Las Interrogantes sin Repuestas Concluyentes, Aparecen cuando la Incoherencia es Producto del No Conocimiento Pleno de La Verdad. Todo, absolutamente todo, está Implícito en Leyes Fijas y en Leyes Dinámicas, las cuales, se Conjugan para Entregarnos lo que nosotros por Distintas Direcciones Ocasionamos. Si La Ciencia no Ofrece Repuestas a Todo, es porque es Incompetente para Observar El Todo. Es una Deidad Benevolente, la que Creó Todo para que El Hombre lo haga Crecer en Equilibrio, sin embargo, la misma Evolución nos ha Dictado La Existencia de un Tráfico que luego Dispone lo Actual, por lo que sin Error, podemos decir que Previo a todo este Caos, Experimentamos un Momento de Equilibrio en Todo, y que después, Apareció El Caos Existente como Consecuencia de un Procedimiento que nos Entregó esto. Responsable de Lo Actual, no es La Deidad, es El Hombre.

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  2. Bueno, de lo poco que he leído, analizado y razonado, creo que el objetivo de la creación del Universo por parte de Dios, fue lograr la evolución de materia hasta el máximo grado posible, lo cual es compatible con la teoría de la evolución, la teoría unificada, la teoría de la creación y pare de contar, en este marco, se justifica todo lo necesario para el logro de esa «evolución de la materia», hasta alcanzar una cúspide de la cual aún no sabemos si, siguiendo el razonamiento de que todo lo que sube baja, colapsaría este Universo para comenzar un nuevo ciclo.

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  3. Yo creo que un Dios omnipotente no debería tener ningún tipo de límites, como crear un círculo cuadrado o un triángulo de cinco puntas, ya que está incoherencia la vemos en la doctrina de la Trinidad, él es uno pero son tres al mismo tiempo, son los misterios de Dios, los cuales superan la lógica.

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  4. ¿El sufrimiento animal es inevitable?
    Si el Ser humano no existiera probablemente ni siquiera la cadena alimenticia existiría. Somos aquello que alteró la ecuación de este planeta y trajo la violencia y la muerte consigo. Simplemente imagina un mundo donde ni un sólo árbol o planta hubiera sido alterado. Se dice que en ese caso hasta los animales carnívoros e insectos podrían vivir de las plantas y sus frutos. Pero ya es un concepto muy avanzado o imposible de entender para nuestro EGO.

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    • Gracias por su comentario. Sin embargo me parece que su postura es difícil de sostener. El impacto del ser humano en el ambiente es negativo, pero tampoco es verosímil creer que nosotros somos los culpables de que los leones se coman a las zebras. La naturaleza (¿o Dios?) los diseñó para que hagan eso mucho antes que incluso existiéramos.

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  5. Se llama cadena alimenticia, es parte del equilibrio que tiene que existir en todos los aspectos de la vida, si no fuera así hubieran millones de millones de leones y zebras, y cuando se rompe la cadena alimenticia, tenemos sobrepoblación, por ejemplo, insectos, ratones etc. ahora los animales sufren porque el hombre sigue destruyendo sus habitats.

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  6. Hola, sólo quería señalar un punto
    En la parte donde hablas sobre Murray me parece que aunque dañar animales sea moralmente incorrecto aún si estos no saben que están sufriendo (pocos discutirían esto) lo que busca Murray no es una especie de justificación para dañarlos sino conciliar las atrocidades que viven en la naturaleza (las cuales son inevitables) aludiendo a que realmente no sufren tanto como parece, de ahí se puede tener una conversación respecto a las críticas científicas, otro punto interesante son aquellos animales incapaces de sentir experiencias conscientes como algunos equinodermos y por ende incapaces de sufrir ¿dirías que ellos son éticamente irrelevantes?
    No sé si leas mi comentario ya que veo que la entrada es de 2018, aún así ha sido una buena lectura y me ha agradado bastante (te aconsejaría que adjuntes fuentes)
    Saludos

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  7. Me ha gustado, sin duda bien elaborado y pensado. No hagas caso a los lastimeros comentarios de la gente que no lee mas de tres lineas. Gracias por tus palabras.

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  8. Yo creo que Dios ha permitido el sufrimiento animal como parte del proceso en la formación del hombre. La lucha por la supervivencia conlleva dolor pero también el perfeccionamiento ( y evolución) de la especie. Sin todo este entramado de lucha y de dolor no habría sido posible nuestra propia existencia, nuestro raciocinio y la libertad que hemos obtenido el instinto. Es increíble, pero paradójicamente todas nuestras cualidades morales e intelectuales ( empatía, compasión, misericordia, raciocinio, etc) se la debemos al dolor. Llegó a la conclusión de que el sufrimiento es parte ineludible de evolución y perfección.

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  9. Aunque no comprensible del todo, se haría más aceptable y llevadero si realmente hubiera una otra vida (más placentera o no) para todos. Los animales, al no tener culpa, no necesitarían de Redención como los humanos, pero se les podría compensar fuertemente en esa vida.
    En una ocasión escuché a un hombre que había tenido una experiencia cercana a la muerte y decía que la felicidad inexpresable que sintió era tan grande e inmerecida que cualquier cosa horrible, incluyendo el dolor extremo físico o moral, era una nadería si se compensaba con lo que él experimentó. El hombre contaba que sentía tal nostalgia que pasó mucho tiempo llorando por la añoranza.
    Si los animales fueran compensados así tal vez podría ser una explicación. Siempre dentro de lo incomprensible de Dios y su Obra. Entraríamos un poco, aunque no del todo en el sentir y la explicación de Daniel Howard-Snyder y tal vez de Leibniz.
    Por otra parte nuestra mente se niega a creer en el triunfo de la maldad o del mal y encuentra inexplicable una existencia como la nuestra que sólo por azar o evolución es capaz de compadecerse del mal que vemos, porque seríamos de alguna manera superiores a la propia Naturaleza insensible capaz de crearnos y/o hacernos aparecer en medio de ella
    Un saludo. Muy interesante artículo

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