Fuentes No-Cristianas de la Vida de Jesús

En esta entrada continúo el análisis de las fuentes históricas que existen para reconstruir al Jesús Histórico. Concretamente, aquí me concentraré en fuentes no-cristianas, es decir, en documentos escritos por judíos o paganos que mencionan a Jesús. Como es evidente, solo nos interesan fuentes antiguas provenientes del siglo I o máximo el siglo II, ya que cualquier fuente posterior estaría demasiado alejada de los hechos en cuestión.

A diferencia de la sobreabundancia de textos apócrifos que abordé en la entrada anterior, aquí la sorpresa con la que nos topamos es la virtual ausencia de cualquier referencia a Jesús y el cristianismo por parte de autores que no formaban parte del movimiento durante el primer siglo de su existencia. Jesús de Nazaret, un hombre que hoy en día es literalmente adorado como Dios por millones de cristianos (y venerado como profeta por otros tantos millones de musulmanes) era una figura prácticamente desconocida en el mediterráneo antiguo. En efecto, no fue sino siglos más tarde que el cristianismo empezó a tener presencia pública significativa en el Imperio Romano y no fue sino hasta la conversión de Constantino en el siglo IV que el cristianismo «explotó», convirtiéndose en una de las religiones más practicadas. Sin embargo, durante los primeros siglos del cristianismo, Jesús fue una figura prácticamente desconocida salvo por sus seguidores. En las palabras de John P. Meier, Jesús en su tiempo no fue otra cosa que «un judío marginal», una mera nota al pie de página de la historia de la Roma del siglo I.

Ahora bien, si bien es verdad las referencias no-cristianas a Jesús de Nazaret son escasas, estas no son inexistentes. Las referencias a Jesús que se pueden encontrar en autores judíos o paganos dentro de los 100 primeros años desde la muerte de Jesús son las siguientes:

  1. En «Las Antigüedades de los Judíos» de Flavio Joséfo, historiador judío, hay dos referencias a Jesús (∼95 d.C).
  2. En los «Anales» escritos por el historiador romano Tácito se encuentra una breve referencia a Jesús y los cristianos (∼115 d.C).
  3. Suetonio, en su relato de la vida del emperador Claudio, quizá haga referencia un incidente con cristianos en Roma. También hace una mención a ellos cuando habla del imperio de Nerón (∼121 d.C).
  4. Plinio el Joven habla del movimiento cristiano en su correspondencia con el emperador Trajano (∼112 d.C).

Además de ser escasas, estas referencias son, como verán, extremadamente escuetas y con poco contenido ya que solo nos aportan datos muy genéricos sobre Jesús y su movimiento. Y como si fuese esto poco, algunas de estas referencias sufren de problema relativas a su autenticidad e interpretación. En todo caso, vale la pena analizar estas potenciales fuentes sobre la vida de Jesús y los primeros cristianos.

1. Las referencias a Jesús por Flavio Josefo (∼95 d.C)

Tito Flavio Josefo

Flavio Joséfo menciona a Jesús en dos ocasiones en su obra «Las Antigüedades de los Judíos». Sin embargo, existe un serio debate académico sobre la autenticidad e integridad de la primera de estas menciones. Debido a la complejidad de ese debate, voy a dedicarle una entrada exclusiva. Basta con decir aquí que en la monumental obra de Flavio Joséfo (obra que consiste en 20 tomos) este probablemente incluyó un único párrafo en el tomo 18, capítulo 3 que indica que: (i) hubo un hombre llamado Jesús, (ii) que tenía reputación de hacer «hechos impactantes», (iii) que consiguió seguidores, (iv) que fue crucificado por órdenes de Poncio Pilato y; (iv) que sus seguidores no abandonaron su fe en él, sino que perdura «hasta nuestros días».

La autenticidad e integridad de la segunda mención de Jesús por parte de Flavio Joséfo, por otro lado, no es cuestionada, pero ofrece muchísima menos información. La cita en concreto es la siguiente:

Siendo Anán de este carácter, aprovechándose de la oportunidad, pues Festo había fallecido y Albino todavía estaba en camino, reunió el sanedrín. Llamó a juicio al hermano de Jesús que se llamó el mesías; su nombre era Santiago, y con él hizo comparecer a varios otros. Los acusó de ser infractores a la ley y los condenó a ser apedreados. Pero los habitantes de la ciudad, más moderados y afectos a la ley, se indignaron. A escondidas enviaron mensajeros al rey, pidiéndole que por carta exhortara a Anán a que, en adelante, no hiciera tales cosas, pues lo realizado no estaba bien. («Antigüedades de los Judíos», Tomo XX, Capítulo IX)

En efecto, el objeto de este párrafo es el de criticar a Anás, sumo sacerdote de Jerusalén (que, incidentalmente, también es mencionado en el Nuevo Testamento). La mención de la muerte de Santiago y su parentesco con Jesús son solo incidentales y no son mencionados otra vez en la obra de Joséfo. Aun así, Joséfo nos da algunos datos históricos de Jesús en este pasaje: (i) era referido por algunos como el mesías, (ii) tenía un hermano llamado Santiago, (iii) el cual fue ejecutado por las autoridades religiosas de Jerusalén.

2. La referencia a Jesús por Tácito (∼115 d.C)

Cayo Cornelio Tácito

Aunque parezca difícil de creer, la referencia a Jesús y los cristianos que aparece en los «Anales» de Tácito nos brinda aún menos información que las referencias de Flavio Joséfo. En efecto, igual que en la segunda referencia del historiador judío, la mención sobre Jesús y los cristianos se hace de modo incidental. El contexto del pasaje es un ataque en contra del emperador Nerón, de quien el pueblo (y Tácito) sospechaban era el culpable del incendio de Roma del año 64 d.C. Tácito acusa a Nerón de usar a los cristianos como chivos expiatorios:

«En consecuencia, para deshacerse de los rumores, Nerón culpó e infligió las torturas más exquisitas a una clase odiada por sus abominaciones, quienes eran llamados cristianos por el populacho. Cristo, de quien el nombre tuvo su origen, sufrió la pena máxima durante el reinado de Tiberio a manos de uno de nuestros procuradores, Poncio Pilato, y la superstición muy maliciosa, de este modo sofocada por el momento, de nuevo estalló no solamente en Judea, la primera fuente del mal, sino incluso en Roma, donde todas las cosas espantosas y vergonzosas de todas partes del mundo confluyen y se popularizan. En consecuencia, el arresto se hizo en primer lugar a quienes se declararon culpables; a continuación, por su información, una inmensa multitud fue condenada, no tanto por el delito de incendiar de la ciudad como por su odio contra la humanidad.» («Anales», Libro 15, Capítulo 44)

Como se puede apreciar, si bien Tácito cree que los cristianos fueron acusados falsamente de iniciar el incendio esto no significa que les tenga mucha simpatía, llamándolos «clase odiada por sus abominaciones«, «superstición muy maliciosa» y acusándolos de albergar un «odio por la humanidad«. En todo caso, Tácito nos indica que el fundador del odiado movimiento: (i) tenía por nombre Cristo, (ii) fue ejecutado en tiempos de Tiberio, (iii) en manos del procurador Poncio Pilato.

Irónicamente, de los tres datos aportados por Tácito sabemos que dos de ellos no son estrictamente correctos. En primer lugar, «Cristo» no era el nombre del fundador del movimiento, sino un título. Concretamente, la palabra «cristo» simplemente significa «ungido» en griego (Χριστός), que a su vez es la traducción literal de la palabra de «mesías» en hebreo (מָשִׁיחַ‎ «māšîaḥ»). En segundo lugar, Poncio Pilato no fue procurador, sino prefecto de Judea.

3. La referencia a Jesús en Suetonio (∼121 d.C)

El historiador romano Suetonio posiblemente hace una mención sobre Jesús y los cristianos en su obra «Vida de los Doce Césares«, concretamente cuando habla del reinado del emperador Claudio. El historiador da una lista de eventos transcurridos en su reinado donde menciona que Claudio «hizo expulsar de Roma a los judíos, que, excitados por un tal Cresto, provocaban turbulencias» (Vit. Caes., Claud., 25). La fecha del incidente sería alrededor del año 50 d.C. En todo caso, no queda para nada claro que Suetonio esté refiriéndose a los cristianos. El argumento ofrecido por algunos investigadores es que «Crestos» es una corrupción de «Cristo», con lo que Suetonio estaría haciendo referencia a un posible incidente relacionado con cristianos primitivos los cuales, para el historiador romano, son indistinguibles de los judíos. En todo caso, aún de ser correcta esta teoría, lo cierto es que Suetonio no proporciona ningún dato sobre este «Cresto».

Gayo Suetonio Tranquilo

En todo caso, Suetonio hace una segunda referencia, esta vez mucho más clara, al hablar del gobierno del emperador Nerón. Bajo el reinado de este, Suetonio nos informa que «los cristianos, clase de hombres llenos de supersticiones nuevas y peligrosas, fueron entregados al suplicio.» (Vit. Caes., Ner., 16) Sin embargo, aquí no se da información alguna sobre Jesús. En efecto, la cita simplemente indica de la existencia de una persecución de cristianos bajo el imperio de Nerón.

4. Referencias a Jesús en la correspondencia de Plinio el Joven (∼112 d.C)

Plinio el Joven, procónsul de la provincia de Bithynia en Asia Menor durante los años 111-113 d.C, escribió una carta al emperador Trajano con el propósito de pedirle consejo sobre cómo lidiar con las supersticiones cristianas. Si bien la carta no es demasiado larga, me voy a abstener de reproducirla aquí, proveyendo simplemente un link a ella.

Plinio el Joven

En todo caso, la carta no da ningún dato sobre Jesús, simplemente indicando que los cristianos:

«(Se reúnen) algunos días fijos antes de la salida del sol para cantar en comunidad los himnos en honor a Cristo que ellos reverencian como a un dios.«

En definitiva, Plinio el Joven simplemente nos indica que (i) para la fecha de su cargo el cristianismo se había extendido a su provincia, (ii) que era vista como una superstición y (iii) incluía el culto a una figura llamada «Cristo». En efecto, de la carta de Plinio el Joven no se puede ni siquiera deducir que ese «Cristo» haya sido una figura histórica en vez de una figura meramente mitológica.

Conclusiones

Un análisis de las fuentes paganas y judías sobre Jesús y los cristianos dentro de los primeros cien años del inicio del movimiento nos deja con las manos casi vacías. En efecto, puede resultar sorprendente para nosotros la aparente falta de impacto y presencia que el cristianismo tuvo en su primer siglo de existencia en el mediterráneo. Aún así, estas fuentes nos indican que:

  1. Existió un hombre llamado Jesús (Joséfo, Tácito, quizá Suetonio),
  2. Este tenia la reputación de hacer «hechos impactantes» (Joséfo),
  3. Este fue ejecutado por Poncio Pilato, bajo el imperio de Tiberio (Joséfo, Tácito),
  4. Que el movimiento iniciado por el persistió después de su muerte (Joséfo, Tácito, Suetonio, Plinio el Joven),
  5. Que Jesús tenía un hermano llamado Santiago quien estaba involucrado en el movimiento después de su muerte (Joséfo),
  6. Que Santiago también fue ejecutado (Joséfo),
  7. Que este movimiento, al menos en Bithynia en Asia Menor, veneraba a Cristo «como un dios» (Plinio el Joven),
  8. Que este movimiento era muy mal visto por los romanos, quienes lo consideraban como una molesta y peligrosa superstición y, por lo tanto, un peligro al público en general (Tácito, Suetonio, Plinio el Joven),
  9. Que esta percepción en gran parte estaba detrás del trato hostil por parte de las autoridades romanas en contra del movimiento (Tácito, Suetonio, Plinio el Joven),

Esta es la información que podemos sacar de las fuentes no-cristianas de la época. Como se puede ver, lamentablemente no tenemos demasiado de donde aferrarnos si queremos reconstruir la vida de Jesús y sus primeros seguidores. Es por tanto menester analizar las últimas posibles fuentes que tenemos a nuestra disposición para reconstruir el Jesús Histórico: el canon de documentos que hoy en día se conoce como «el Nuevo Testamento».

BIBLIOGRAFÍA

  • Bellinzoni, Arthur J. The New Testament: An Introduction to Biblical Scholarship. Eugene: Wipf And Stock Pub, 2016.
  • Brown, Raymond E., and Marion L. Soards. Introduction to the New Testament. New Haven: Yale University Press, 2016.
  • Crossan, John Dominic. The Historical Jesus. New York: HarperCollins Publishers, 1992.
  • Ehrman, Bart D. Did Jesus Exist?: The Historical Argument for Jesus of Nazareth. HarperOne, an imprint of HarperCollinsPublishers, 2013.
  • Ehrman, Bart D. The New Testament: A Historical Introduction to the Early Christian Writings. New York: Oxford University Press, 2016.
  • Meier, John P. A Marginal Jew: Rethinking the Historical Jesus. The Roots of the Problem and the Person. Vol. I. New York: Doubleday, 1991.

24968989-calligraphic-page-dividers-and-decoration

Esta entrada forma parte de una serie sobre las fuentes disponibles para reconstruir el Jesús Histórico. Las entradas en esta serie son:

¿Te interesó esta entrada? ¡Visita la biblioteca para ver otras de la misma u otra serie!

5 comentarios en “Fuentes No-Cristianas de la Vida de Jesús

  1. Sobre la muerte de Santiago:
    La única muerte recogida en el Nuevo testamento es la de Santiago. (Hch 12, 2.) “Por aquel tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la Iglesia para maltratarlos. Hizo morir por la espada a Santiago, el hermano de Juan”.

    Me gusta

    • El nombre «Santiago» era un nombre muy común en la región palestina de esa época. «Santiago» en realidad es la traducción al español del nombre hebreo «Jacobo» con el prefijo «San» puesto adelante (Yaakov > San Yaakov > Santiago). El Santiago que muere en Hechos 12 no es el mismo que describe Joséfo. El primero es descrito como el hermano de Juan, el segundo es descrito como el hermano de Jesús (ej.: Gal. 1:19).

      Le gusta a 1 persona

  2. Es interesantisimo, personalmente conocí pocos autores que dedicaron tiempo a estudiar la figura de Jesus desde el aspecto histórico. Soy Cristiano pero me gusta cargar me de información. Saludos!

    Me gusta

Deja un comentario